Es un orgullo para la UNAM y para la arquitectura moderna de nuestro país que Ciudad Universitaria sea reconocida como uno de los aportes más significativos a la cultura de la humanidad, por poseer profundos valores de excepcionalidad universal de la cultura de México.
Mensaje de Rectoría emitido el día 29 de junio del 2007 tras la declaratoria del campus central de Ciudad Universitaria de la UNAM como Patrimonio Cultural de la Humanidad.
En una tarde de junio de 2007, recuerdo, dentro de la clausura de un taller de verano realizado en la Galería José Luis Benlliure, el director de la facultad Jorge Tamés extraordinariamente al programa hace pública una noticia, recién comunicada desde Nueva Zelanda por Felipe Leal: el Campus Central de CU ha sido declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad. Al día siguiente la noticia circuló de manera consistente por tv, medios impresos y electrónicos y todos acudiendo a aquellos motivos que determinaron la declaratoria por parte de la UNESCO:
“La categoría de Patrimonio Cultural de la Humanidad se le otorgó a CU al demostrar -de manera sobresaliente- la consolidación de la arquitectura moderna en América Latina, con acentos locales, además, de que se ejemplificó el desarrollo de la ingeniería aplicada a la construcción, así como la -extraordinaria- planificación urbana, con base en el paradigma del urbanismo y el funcionalismo modernos con reminiscencias de la arquitectura prehispánica”.
Pero, qué significaba en el ya distante 2007? Qué implicaría para CU y su constante muchedumbre la declaratoria? La UNESCO se propone promover, en papel y desde París, la identificación, la protección y la preservación del patrimonio cultural y natural de todo el mundo considerado especialmente valioso para la humanidad. Invitando a aquellos países y sus gobiernos emprender los trabajos necesarios para alcanzar tal fin. Por lo tanto, eran esperables ciertas modificaciones en la interacción con los inmuebles, espacios y demás elementos que sustentaron la nueva condición de CU. A más de cinco años de la declaratoria no ha existido modificación alguna, por lo menos tangible, que representara incentivos dentro de la comunidad universitaria en la valoración de CU con miras a su cuidado y preservación. Defender el patrimonio en México, cualquiera, es en principio asumir una empresa personal, respetable, de carácter excepcional regularmente, esto por la naturaleza ineficiente de aquellas instituciones creadas ex-profeso para la atención de lo patrimonial. Pero hay que reconocer, que dentro de este sesgo la defensa, y protección del patrimonio cultural, material e inmaterial en nuestro país constituye, para muchos, una de las más rentables empresas; brinda la posibilidad de figurar como aquella autoridad que aconseja, orienta -o dictamina- lo que es patrimonio, que no lo es y que es necesario cuidar de la destrucción o malversión. Ser autoridad o líder de opinión en cuestiones histórico-patrimoniales dentro de un país con una vasta riqueza histórica-material como la de México no solamente es capitalizable en el sentido de la trascendencia de la salvaguarda de esa riqueza y la definición política de aquellas orientaciones que extiendan y vinculen esos valores a la sociedad, no. Ser autoridad en el plano de la historiografía y, a menudo paladín de la protección del patrimonio supone o define consideraciones de otro orden, de valor de cambio. Es decir, lo que planteó el saqueo en ciertas épocas, como un verdugo del patrimonio cultural en el mundo hoy día la especulación, manipulación o politización en lo patrimonial resulta ser la mayor veta de explotación o motivo de vejaciones y curiosamente es esta ejecutada, en buena medida, por muchos especialistas formados y dedicados a la cuestión historiográfica o patrimonial. Estoy consciente de los fines y distinciones, a nivel semántico, entre el hecho historiográfico y el de la preservación y conservación del patrimonio histórico, material e inmaterial. Pero a menudo en México son instancias próximas, incluso dependientes o de necesaria asociación, por ello mi insistencia en manejarlas al mismo nivel.
Me resulta sorprendente que siendo CU Patrimonio Cultural de la Humanidad y, además, sede de instituciones como la FA, IIE o el CIEPFA e incluidos en todas ellas “personajes de primera línea” en lo que respecta al estudio, promoción y preservación del patrimonio construido, no realicen pronunciamiento alguno sobre las acciones que actualmente se ejecutan dentro del campus original. Aquellas emanadas de la construcción de locales, en concreto armado y en todas las facultades del casco viejo, para albergar subestaciones eléctricas, las cuales brindarán soporte al nuevo tendido subterráneo de 23 KV del campus central. No me considero un puritano o devoto de la conservación, ni mucho menos un profundo estudioso y partidario de lo patrimonial, de hecho considero, desde la generalidad, que lo patrimonial es una denominación que a menudo poco facilita la interacción personas-edificio, personas-personas cuando los inmuebles tienen únicamente valor histórico patrimonial escenográfico, rememorativo. Cuando el edificio -conjunto de ellos para CU- mantienen la vigencia –y uso- en el fomento a la interacción social, albergando o posibilitando, además de cierto valor artístico, valor instrumental o de uso original al proyecto, estamos hablando de un patrimonio arquitectónico en el cual concurren mayores elementos para una valoración contemporánea positiva en el empleo de sus espacios para la interacción social. Puede sugerirse exagerado el el anterior planteamiento, pero hace apenas unos años, recordemos, el revuelo mediático por la posible demolición del “Super Servicio Lomas”, un edificio que desde su concepción original en los años 40´s, carecía de vigencia funcional en la actualidad, se presentaba rígido en lo que respecta a su espacialidad y posible uso, edificio que curiosamente no estando catalogado, para ese entonces, como monumento artístico de la nación se exigia su respeto y, además, que es quizá lo de mayor importancia para ejemplificar y sustentar la alusión al valor de cambio: la defensa del super servicio lomas fue el campo de batalla entre dos instancias de gobierno en la Ciudad de México (PAN y PRD) y sustento de una campaña para figurar y generar capital político (Gabriela Cuevas).
Por lo tanto, lo que sucede actualmente en CU es una tarea que deberían atender puntualmente aquellos que se dedican y viven de lo patrimonial dentro de la arquitectura: FA, IIE, CIEPFA, DOCOMOMO, ICOMOS entre otros, ya sea analizando el caso, poniéndolo a discusión, dentro de una multiplicidad de plataformas que ofrece la UNAM y con ello poder definir parámetros útiles en el manejo de la arquitectura patrimonial de CU y orientar a las autoridades universitarias para su preservación y cuidado.
Por lo tanto, lo que sucede actualmente en CU es una tarea que deberían atender puntualmente aquellos que se dedican y viven de lo patrimonial dentro de la arquitectura: FA, IIE, CIEPFA, DOCOMOMO, ICOMOS entre otros, ya sea analizando el caso, poniéndolo a discusión, dentro de una multiplicidad de plataformas que ofrece la UNAM y con ello poder definir parámetros útiles en el manejo de la arquitectura patrimonial de CU y orientar a las autoridades universitarias para su preservación y cuidado.
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