¿Por qué México y en particular la UNAM o el IPN, con sus respectivos centros e institutos dedicados a la investigación científica sobre energía nuclear no participan en el desarrollo del ITER (International Thermonuclear Experimental Reactor)? El proyecto que podría ofrecer, según se afirma desde la esfera científica, una solución alternativa, revolucionaria y definitoria a los problemas de generación y abasto de energía, producida ya sea por medio de combustibles fósiles o por la conflictiva fisión nuclear(1), y menguando con ello la ascendiente inercia del cambio climático. El ITER se presenta, una vez terminada su construcción en el sur de Francia prevista para el 2017 y en caso de ser exitosas sus pruebas y supuestos, como una posible fuente alternativa, inagotable y accesible de energía producida por medio de la fusión nuclear(2). 34 países integran el proyecto, una colaboración internacional sin precedentes donde científicos e ingenieros trabajan para diseñar, construir y montar un prototipo que pueda demostrar la viabilidad científica y tecnológica de la energía producida por medio de la fusión nuclear. La Unión Europea, Estados Unidos, China, Japón, Rusia e India encabezan el grupo de trabajo, cuya población representa más del 80 % del total del planeta. El ITER es el proyecto más grande en inversión científica-tecnológica (más que el CERN), pero los socios del proyecto apoyan con el desarrollo de componentes tecnológico-industriales y no con fondos económicos directos, lo que significa un fuerte impulso en el desarrollo científico-tecnológico-industrial de los países participantes.
En México dentro del sexenio de Luis Echeverría Álvarez, en los años 70´s, se inicio el programa de planeación y desarrollo de centrales nucleares en territorio nacional, lo anterior en buena medida motivado por el auge, supuesto y controvertido, del estado mexicano modernizador de esos años y sustentada esta desición por el uso internacional creciente y en principio sostenido que se vivía la industria nuclear con uso civil, particularmente en Estados Unidos. El gobierno mexicano proyectó la construcción de 12 complejos en el territorio nacional, al final solo se construyo la Central Nuclear de Laguna Verde en Veracruz. El programa mexicano de Centrales Nucleares, aun cuando dio pie a la creación del Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM o el Programa de Posgrado en Ingeniería Nuclear del IPN, resultó marginal en lo que respecta a la formación de especialistas y el desarrollo de capacidades tecnológico-industriales ya que la contratista encargada para la construcción de los dos reactores de la Central de Laguna Verde fue la norteamericana General Electric y en el desarrollo de los componentes y equipos necesarios para su funcionamiento y operación, a cargo de la japonesa Mitsubishi Electric. Aun cuando México cuenta con importantes reservas de uranio en Chiapas (combustible principal de las Centrales Nucleares) no puede de manera legal o institucional utilizarlas ni exportarlas. Esta prohibición está sujeta al Tratado de Tlatelolco para la Proscripción de las Armas Nucleares en América Latina y el Caribe(3), que entró en vigor en 1969 siendo auspiciado por México en la administración de Díaz Ordaz e impulsado hábilmente por el diplomático Alfonso García Robles quien a la postre resultaría merecedor del Premio Nobel de la Paz precisamente por su labor dentro del Tratado de Tlatelolco. Por lo tanto, para el uso de la Central de Laguna Verde, México importa cerca de 25 toneladas anuales de este mineral de Holanda y Estados Unidos, imposibilitando así el desarrollo de la ciencia e industria nuclear mexicana. Independientemente de las aristas negativas o positivas que puedan plantearse dentro de los programas de energía nuclear, advirtiéndose fundamentalmente en su complicación técnica para operarlas, brindarles mantenimiento, así como el tratamiento adecuado a los desechos altamente peligrosos que genera, México no fue capaz de capitalizar, contrario a lo sucedido en Francia, Japón o India, el desarrollo de su programa de generación de energía por la vía de la fisión nuclear.
Ante la consolidación de un grupo internacional con un proyecto específico y trascendental, el ITER, que como se espera, sustentará una nueva generación tecnológica relativa a la producción de energía, México nuevamente se mantendrá al margen de estos esfuerzos lo cual significará en el mediano y largo plazo mayores costos y repercusiones en lo económico, tecno-científico, ambiental, etc.
2) Fusión nuclear: Proceso por el cual varios núcleos atómicos se unen y forman un núcleo más pesado. Simultáneamente se libera o absorbe una cantidad enorme de energía, que permite a la materia entrar en un estado plasmático que paralelamente genera un gran cantidad de energía térmica.
3) El "Tratado de Tlatelolco para la Proscripción de las Armas Nucleares en América Latina y el Caribe" surge directamente por la crisis de los misiles en Cuba, generado a raíz del descubrimiento en octubre de 1972 por parte de Estados Unidos de bases de misiles nucleares soviéticos en territorio cubano.
Ligas de interés:
OPANAL (Organización para la Proscripción de las Armas Nucleares en América Latina y el Caribe).
ITER (International Thermonuclear Experimental Reactor).
US-ITER (Seguimiento al desarrollo del ITER desde Estados Unidos).
Ecologistas en Acción (Artículo / "ITER: una fantasía de alta tecnología peligrosa y cara").
Ligas de interés:
OPANAL (Organización para la Proscripción de las Armas Nucleares en América Latina y el Caribe).
ITER (International Thermonuclear Experimental Reactor).
US-ITER (Seguimiento al desarrollo del ITER desde Estados Unidos).
Ecologistas en Acción (Artículo / "ITER: una fantasía de alta tecnología peligrosa y cara").
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