domingo, 26 de agosto de 2012

Somei Satoh / Toru Takemitsu

Las estructuras estético-musicales occidentales en el siglo XX sufrieron una serie de cambios sin precedentes, esto debido a varios factores entre ellos los medios de comunicación, su profusión, alcances y contenidos que hicieron posible el conocimiento de las actividades de individuos ubicados en lugares extremos del planeta de manera casi simultánea, una de las características de éstos cambios estéticos fue la inclusión de instrumentos, ritmos, motivos y estructuras ajenas a las piezas y los procesos de composición occidentales, pero más importante aún fue el sincretismo, emanado de la asimilación de conceptos filosóficos concernientes a la creación artística y al artista en sí mismo y su rol con la sociedad, que cambiaron por completo la manera de concebir la música. Ejemplo de ello es la incursión de cierta estética sonora oriental, emanada sin lugar a dudas de determinadas perspectivas religiosa-filosóficas sintoísta y budista zen. Dos compositores de origen asiático que por la calidad y dimensión de su obra pueden representar conmovedoramente lo descrito en líneas anteriores: Somei Satoh y Toru Takemitsu. El primero ha ganado notoriedad como compositor por el amplio manejo técnico de los elementos y plataformas musicales, no necesariamente desde una perspectiva de proporciones occidentales de equilibrio, armonía, contrapunto y orquestación(1), sino desde un conocimiento de los postulados budista zen y las derivaciones que esto en música o sonoridad suponen. Esta orientación en la obra de Satoh revela una música que se deleita en el mundo de los espacios infinitos y el tiempo en suspensión o cancelación. Sus obras son frágiles y sencillas en extensión y determinación, pero no simplistas ni fáciles, representan una especie de escultura, no asociada a espacio, escala u orientación, aluden y enseñan a encontrar trascendencia, aún en lo más mínimo y humilde dentro de un mundo con rostros desgarrados y perversos.

En el segundo caso, Toru Takemitsu representa la culminación sincrética de una tradición no solo musical sino social, cultural del Japón con occidente. La pasión por el timbre(2) notoria en la traslación del concepto de jardín japonés al pentagrama (la orquesta representa la arena, las rocas, los arboles y la hierba, el piano los caminantes), su obsesión por el silencio como forma musical a la altura del sonido; en su obras los sonidos vendrán del silencio, un sonido siempre confronta un silencio, o su maestría a la hora de contraponer instrumentación tradicional japonesa con orquesta occidental como forma de vivificar la extrañeza del sonido que es única para esos instrumentos, son conceptos que guiarán su producción de manera constante y los que le otorgarán un lugar cimero en la cultura musical japonesa y mundial.


















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1 Equilibrio; En música el equilibrio se determinaría por la intensidad de cada instrumento o cada voz humana.
Armonía; Ciencia que estudia la forma de conjugar los sonidos.
Contrapunto; técnica de composición musical que evalúa la relación existente entre dos o más voces independientes con la finalidad de obtener cierto equilibrio.
Orquestación; Arreglo de una pieza musical para que pueda ser tocada por varios instrumentos.
2 Timbre; Es la cualidad del sonido, que permite distinguir y diferenciar la fuente de uno con otro.

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