El día que muera Teodoro González de León

Jueves, 6 de diciembre de 2012. Teodoro González de León, el arquitecto encargado de representar y traducir, por más de 60 años, los ideales progresistas del gobierno al pueblo vía el empleo honesto y masivo de piedra, metal y vidrio, falleció ayer a los 118 años.

El portavoz del Hospital Médica Sur, Jorge Ibargüen, informó que el longevo artista, diseñador de Ciudad Universitaria y un centenar más de obras públicas, quien en su juventud fuera ayudante de Le Corbusier, murió por colapso cardiovascular a las 09:45 horas.

19:30 horas, Palacio de Bellas Artes

Frente a diversos funcionarios de la cultura, un selecto grupo de arquitectos despliega signos de consternación calibrados con precisión: unos para figurar, otros para sobrevivir, algunos para trascender profesional y políticamente. Es un momento dramático pero definitorio. Manifiestan, desde distintas perspectivas, su inquebrantable lealtad a los ideales y enseñanzas de Teodoro González de León, último gran caudillo de la modernidad arquitectónica en México:

"Teodoro González de León representa a uno de los arquitectos más prolíficos de su generación en México y el mundo. Desde su genialidad e inagotable espíritu transformador buscó situar la práctica arquitectónica en la vía de la conciliación social con la historia, el arte y el devenir de toda una nación."

"Con su muerte concluye un largo e ininterrumpido ejercicio profesional que siempre buscó trascender los espacios mediante formas contundentes y variables significantes, acordes con la sociedad que representaba."

Mientras tanto, en ciertos círculos de la sala, la conversación deriva hacia temas sustancialmente más interesantes y productivos. Algunos arquitectos hablan, con extrema discreción, de los cambios recientes en CONACULTA y SEDESOL, de programas federales estrella, de los dos grandes concursos internacionales que prepara el gobierno: la nueva sede de la Cámara de Diputados y la monumental remodelación de Xochimilco. Se comentan también, con mayor sigilo, números, cifras, partidas presupuestales.

Otros arquitectos, menos diestros en las relaciones con el poder y la especulación laboral, centran sus observaciones en el extraño fenómeno que sacude al país: la incontrolada oleada de invasiones populares en diversas ciudades que, según algunos, supera los 8 millones de personas. Fenómeno que, en voz de funcionarios de primera línea y comunicadores de medios dominantes, pone en riesgo el estado de derecho y la estabilidad política, social y económica de México.

Al exterior del Palacio, una turba de jóvenes estudiantes de arquitectura, conmocionados por la noticia, disfruta de las imágenes dinámicas proyectadas sobre la fachada, tanto de las obras más representativas de Teodoro González de León, como de sus proyectos no cosntruídos.



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