Como parte de la comunidad universitaria de la UNAM y ante el contexto de las manifestaciones y acciones de exigencia de justicia sobre los normalistas de Ayotzinapa asesinados, considero fundamental y necesaria la vinculación con diversos sectores de la academia y la universidad, éstos son genuinos espacios de análisis, de revisión y generación de ideas, ámbito conveniente para el reconocimiento, estudio o consecución de posiciones que faciliten el entendimiento del funcionar de nuestra sociedad e instituciones, y esto como un medio para formular algún tipo de respuestas. No puede haber un activismo o un accionar social estudiantil o universitario responsable y que logre contribuir si éste no cuenta con una verdadera participación de la comunidad estudiantil y que a su vez esta misma comunidad esté informada e interesada lo suficiente. Tengo un profundo respeto y confianza en las movilizaciones, el accionar social y estudiantil, porque en principio deben representar una mirada y una posición distinta y que contribuya al resto de sectores y grupos sociales del país, y justamente por ser la universidad la instancia que reúne y permite la interacción de diversos especialistas, posibilita ámbitos cualitativos de discusión, reflexión y formación no únicamente profesional, igualmente cívica y ética. En ese sentido el fortalecimiento a la reflexión y el estímulo a la generación de pensamiento crítico y propositivo, no tengo duda, es la máxima contribución que como universitarios y desde la universidad podemos ofrecer a las diversas y complejas problemáticas que el país experimenta actualmente. Con base a lo anterior y con el ánimo de poder mínimamente contribuir desde mi formación como arquitecto al entendimiento de la problemática de los estudiantes normalistas de Ayotzinapa, presento este breve documento compilatorio que tiene por objeto entrecruzar información sobre la naturaleza de las Escuelas Normales Rurales del país, algunos antecedentes y, paralelamente, hacer un esfuerzo por integrar miradas emanadas desde el interés de la arquitectura.
La experiencia desde los espacios para la enseñanza: contexto general a la creación de la SEP
El acceso a la educación fue una de las conquistas sociales más importantes de la Revolución, prometía mejorar la condición de pobreza en la cual se encontraba la mayoría de la población mexicana. En los años posteriores a la Revolución se buscaba configurar programas ‘modernizadores’ que catalizarían el desarrollo del país pero también crear una identidad nacionalista con miras a promover la igualdad de oportunidades para todos los mexicanos. Uno de los logros históricos de mayor relevancia en este contexto fue la promulgación de la Constitución de 1917 y consigo el derecho a la educación como decreto constitucional. Sin embargo para hacer de ello una realidad se tenía que enfrentar un problema de gran magnitud que sería el tema en los siguientes años del México postrevolucionario: la falta de personal e infraestructura educativos. En un país lastimado por la guerra y predominantemente rural en el que una gran cantidad de sus habitantes apenas se imaginaban parte de una entidad política llamada México, la educación fue una preocupación constante para el nuevo grupo gobernante. La década de 1920, un momento clave en nuestro país, en el que el proceso de construcción nacional sería instrumento articulador entre el gobierno y la población, los cuales debían de trabajar en conjunto para lograr que en estos primeros años del nuevo proyecto de nación se generaron estrategias que posteriormente resultarían en Instituciones (salud, educación, economía, leyes) que existen aún en la actualidad y que fueron la materialización de muchos ideales revolucionarios. En materia de educación hay una participación activa por parte de personajes importantes, un ejemplo de ellos es José Vasconcelos, quién impulsa la primera campaña formal de alfabetización desde la rectoría de la Universidad Nacional de México, haciendo uso de diversas campañas publicitarias.
Ideario de la SEP frente a la cuestión educativa / los proyectos educativos y sus soportes físico construidos
En este proceso de construcción del país y ante una situación de emergencia, surge la necesidad de poner un ‘orden’ a toda esta serie de factores: formalizar el trabajo que improvisadamente y con la cooperación absoluta de la comunidad estaban comenzando los profesores en todo el país, tener la noción en cifras de cuál era la problemática que se debía de atender, cuáles debían ser los objetivos pedagógicos del sistema educativo mexicano y también resolver la problemática de insuficiencia de espacios destinados a la enseñanza, pero sobre todo el cómo. Debía de existir un mecanismo para resolver las problemáticas planteadas. La respuesta por parte del gobierno fue crear un organismo centralizado que se encargara de administrar una serie de recursos, humanos y materiales, para dar solución a todas estas problemáticas y que fuera además un gran promotor de la cultura en México, es por esto que en 1921 se crea una nueva institución sucesora de la desaparecida Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes y se nombra a José Vasconcelos para ser el encargado de coordinar este organismo la Secretaría de Educación Pública (SEP). No fue una casualidad que se eligiera a un personaje como Vasconcelos, quien vivó muy de cerca la lucha por el triunfo de los ideales revolucionarios y había demostrado ya tener proyectos ambiciosos para impulsar el desarrollo de la educación. Consecuencia de lo anterior el 3 de octubre de 1921 se funda oficialmente la Secretaría de Educación Pública, siguiendo ideales impulsados por la Revolución mexicana: hacer de la educación un derecho del que pudieran disfrutar todos los mexicanos y cuyos beneficios llegasen a todos los rincones del país. La creación de la SEP representó la consolidación de una estrategia fundamental, la educación en el proceso de construcción de nación ha sido parte medular de la nueva estructuración que se estaba gestando, la SEP no trabajaría sola, aislada de los demás órganos que dan orden y estructura a nuestro país, la educación empezó a verse como un instrumento por medio del cual se consolidara y legitimara el nuevo sistema político, y que además fuera la base que sostuviera los programas económicos. Es por este motivo que no podemos hablar de los eventos coordinados por la SEP sin contextualizarlos en un marco histórico mucho más amplio, cada acción que implementó la Secretaría de Educación Pública respondía a las políticas, lineamientos y apuestas de la administración en turno.
Escuelas públicas y escuelas normales
En 1921, una de las primeras acciones del esta nueva institución fue canalizar esfuerzos para atender a la población rural. En materia de educación se generó un programa de capacitación de personal alfabetizador que pretendía ser un motor para lograr un cambio radical en la estructura social mexicana. Este proyecto que a principios de la segunda década del siglo XX había iniciado José Vasconcelos desde la rectoría de la Universidad Nacional, era la importación que México había hecho de un esquema implementado en Alemania después de la Primera Guerra Mundial. Como es el caso con toda nación, el sistema educativo mexicano estaba íntimamente ligado a la necesidad de forjar patria. La resolución sobre las políticas educativas del nuevo gobierno no se trataba de un proceso aislado, el mundo vivía contextos de postguerra similares, sus necesidades, aún con sus particulares diferencias eran las mismas. Los gobiernos de las grandes potencias alrededor del mundo estaban tratando de resolver paralelamente las problemáticas que surgieron después de los conflictos armados. Fue a partir de experiencias compartidas y el uso de modelos y esquemas de desarrollo como se conformaría un gran laboratorio global donde se planearía el rumbo que habría de tomarse en materia educativa. Esto no sólo sucedió en el ámbito educativo, los gobiernos de estos países en desarrollo compartirían experiencias respecto a nuevas apuestas de salud, estrategias económicas y técnicas industriales (agrarias, producción, ganaderas). Esta circunstancia, evidentemente fue una gran aportación para la estrategia mexicana, una importante oportunidad para el desarrollo y la modernización. Para estos momentos México equiparaba sus esquemas a lo que sucedía en Europa, en Alemania o la Unión Soviética, había mucha esperanza por despuntar a la par de estas grandes potencias, al tiempo que se buscaba modernizar al país al ritmo del resto del mundo. La propuesta mexicana pretendía hacerse de un sello propio que la distinguiera y que hablara también de su pasado, había importantes propuestas, México tenía que con qué competir. De esta manera, la educación estuvo orientada a crear una nueva sociedad mexicana identificada con las instituciones que emanaron de la Revolución de 1910, además de hacer hincapié en el amor a los ideales y principios revolucionarios. El objetivo que se perseguía con esto era la creación de un México fuerte y unido. Así la labor entusiasta de muchos jóvenes por el proyecto no sólo de nación, sino de mundo, los impulsó a participar activamente en lo que el presidente Álvaro Obregón llamó misiones culturales. Profesores, algunas veces improvisados y otras veces recién egresados de la educación más básica tenían un claro objetivo: alfabetizar a la mayor parte posible de población mexicana, derecho que tenía cada mexicano por decreto constitucional. Con este objetivo las misiones culturales emprendieron viajes por todos los rincones del país, algunas veces cumpliendo satisfactoriamente su principal objetivo, y otras veces enfrentándose a los problemas de un país en construcción, donde en ciertas localidades rurales, la figura del profesor generaba cierto rechazo y desconfianza, esto debido a que antes de la Revolución de 1910, la educación tradicionalmente había sido impartida por parte de la iglesia como la institución predominante. Sin embargo con el paso del tiempo estos profesores rurales se convirtieron en personajes muy importantes dentro de la comunidad. Los profesores mismos debían ser líderes en las comunidades y sus lecciones harían posible la transformación que el nuevo Estado decía llevar a cabo. De esta forma los maestros rurales serían el vínculo concreto entre los ideales abstractos del nuevo proyecto nacional y los beneficios materiales, el derecho a la tierra, ideales y estandartes revolucionarios.
Sumando una nueva estrategia al mecanismo de la SEP para resolver la carencia de educación en México, se crearon paralelamente a las Misiones Culturales, las Escuelas Normales Rurales, originalmente llamadas las Casas del Pueblo, fueron estas las encargadas de capacitar personal, una labor que con muy pocos recursos pretendía concretar algunos de los ideales revolucionarios: reeducar al país en un ideal esquema socialista. Estas Escuelas Normales Rurales se volvieron rápidamente un importante núcleo de unión e intercambio social y cultural, en muchos casos, dentro de las comunidades rurales ‘la normal’ era el único lugar en donde las personas podían ir a oír el radio, leer los periódicos, contar con un servicio de atención médica básico y sobre todo en donde podían escolarizarse. Las primeras de estas escuelas empezaron a establecerse en edificios ya existentes (antiguas haciendas en algunos casos), adaptándolos a los nuevos requerimientos y al número de normalistas que ahí se irían a formar. Estas fueron las primeras normales: improvisadas e insuficientes, pero un lugar que constantemente estaría en reestructuración y donde las labores que ahí se realizaban eran más importantes que el edificio mismo. Estas Normales fueron a nivel rural, el antecedente más cercano a los edificios educativos actuales. La consigna de esta nueva apuesta por promover la educación era clara, primero había que formar maestros. En las Escuelas Normales los futuros profesores no sólo aprendían a leer y escribir sino además tenían la posibilidad de asistir a talleres de artes y oficios, aprender las labores del campo, y algo muy importante, tenían la posibilidad de vivir en instalaciones que contaban con los servicios básicos primordiales: agua, luz, comida y dormitorios. Las Escuelas Normales Rurales eran claramente la posibilidad de aspirar a una mejor calidad de vida. Fue entonces, que pertenecer a este proyecto se convirtió en la aspiración de muchos niños y jóvenes en las comunidades rurales, proyecto que no sólo formaría personal docente igualmente sería una herramienta fundamental en el desarrollo del país. Estos internados escolares concretaban la oportunidad de mejores condiciones de vida. La situación que se vivía en la ciudad no podía equiparase a lo que sucedía en las zonas rurales. Este México dividido tenía que buscar soluciones a la altura de los problemas que plateaba cada región, una tarea complicada. Teniendo entonces dos escenarios tan diferentes las acciones implementadas con el objetivo de resolver la insuficiencia de educación debían ser igual de diferentes que las situaciones mismas. Así como en el ámbito rural se impulsaba la formación de un esquema de nación revolucionario, en la ciudad de México esta misma ideología permeaba de una manera distinta en el esquema de cómo se fomentaría la cultura. Así, arte y arquitectura se enlazaban en un tránsito desde el oficialismo porfirista con estilo neoclásico y afrancesado, hacia el movimiento moderno nacionalista.
En 1932, las escuelas normales rurales pasaron a depender del Departamento de Enseñanza Agrícola y Normal Rural. De inmediato surgieron las Escuelas Regionales Campesinas que eran la fusión de todas las Normales rurales y las Centrales Agrícolas e incluso misiones culturales. Debido a que en los años treinta la preocupación oficial era incrementar la producción y los medios de sobrevivencia del campesinado en el proceso civilizatorio iniciado en la década pasada. Otro cambio fundamental fue que en 1934 se estableció un nuevo reglamento que estipulaba que el gobierno y dirección de la escuela estaba a cargo del Director de la escuela así como la figura de Consejo Técnico quien valoraría las faltas al reglamento y aplicaría las sanciones correspondientes, con esto se terminó por derrumbar las prácticas democráticas que habían surgido en el incipiente crecimiento normalista y fueron sustituidas por prácticas autoritarias, debido a estas circunstancias los estudiantes normalistas se agruparon y formaron en 1935, la “Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México” (FECSM), dicha organización protegía y defendía a los alumnos de las injusticias que cometían los directores y maestros de dichas instituciones. Esta etapa del normalismo mexicano los Gobiernos posrevolucionarios estaban impregnados de una ideología jacobina y marxistas que se develo expresamente en el sexenio del Gral. Lázaro Cárdenas quien dio impulso a la educación socialista la cual dio pocos resultados por la aversión generada por el alto clero mexicano y durante la guerra de los cristeros. A mediados de la década de 1940 con Jaime Torres Bodet en la SEP, se promovió una tendencia educativa que se conoce con la expresión de escuela de la unidad nacional. A partir de entonces comenzó a desarrollarse lo que llegaría a ser la política de modernización educativa. A partir de entonces las normales rurales dejaron de tener un lugar importante en el discurso educativo reduciéndoles el presupuesto y, al igual que en otras dependencias la SEP, depuró al profesorado y al estudiantado calificado de "comunista”. En 1945 se adoptó un nuevo plan de estudios que constaba de seis años en dos ciclos: el primero equivalente a la secundaria y el segundo con materias profesionales. A partir de 1946 de las 18 escuelas Normales Rurales que quedaban, fueron separadas en nueve para mujeres y nueve para varones. En 1953 las normales dependían de la Dirección General de Enseñanza, el cual tenía registradas 64 normales; y en 1957 incrementaron a 72 normales, de las cuales 14 eran normales rurales. Durante los años setenta se dio una etapa de persecución política y represión de los líderes estudiantiles de las Normales Rurales por sus vínculos con movimientos políticos radicales y la guerrilla por lo que día con día era latente su exterminio. A pesar de la persecución oficial y debido a presiones políticas regionales, se crearon las últimas dos Normales Rurales, la de Morelos y la de Tamaulipas. Durante el sexenio de Adolfo Ruiz Cortines se dio la explosión demográfica en casi todos los niveles educativos expresando la SEP la necesidad de planificar el desarrollo educativo. Sin embargo con Adolfo López Mateos (1958-1964) y en su segundo período de Bodet en la SEP, se elaboró el primer plan nacional de educación denominado Plan de Once Años, con una clara influencia de los trabajos de la OCDE y de la UNESCO, en particular del Proyecto Regional Mediterráneo denotando tintes neoliberales.
En 1959 se integró una Comisión preparatoria para la revisión de los planes y programas de la educación preescolar y primaria, la cual determino que dicho curriculum estaba sobrecargado, y que en lo general, conducía cuando se cumplía, a una enseñanza verbalista que activa y más atenta a manifestar su ambición teórica que a responder adecuadamente a las necesidades concretas de los alumnos en el campo y en la ciudad. Debido a esto se instrumentaron los nuevos programas en 1960 en educación básica, en cambio para la educación normalista se resolvió aplicar dicha reforma a manera de plan piloto en nuevas instituciones que denominaron Centro Regional de Educación Normal que tendrían como finalidad principal mejorar la calidad de la formación docente de los futuros maestros para que sus estudios fueran realmente los más apropiados a su función además de que reflejan un costo operativo mucho menor que las normales rurales del país que llegaron a ser 29 en toda la república mexicana. Lo característico de los egresados de las Normales rurales era su pronta identificación e integraban a los diversos movimientos rurales y urbanos que se han generado desde la fundación de estas instituciones debido a su adhesión a la ideología de la internacional de corte Marxista, por lo que no era de extrañarse que en 1968 muchos normalista participaron abiertamente lo que tuvo como represalia el cierre de 14 normales rurales. Para 1975 se generaliza en toda la república mexicana y en todas las instituciones formadoras de docentes el nuevo plan y programa de estudios de la educación normal, en el cual los jóvenes después de haber estudiado su educación secundaria ingresaban a la educación normal que se cursaba en tres años de estudio con la finalidad de propiciar un desarrollo intelectual y moral de los futuros docentes. En el sexenio de Miguel de la Madrid (1982-1988) las políticas educativas se plasmaron en el Programa Nacional de Educación, Cultura, Recreación y Deporte 1984-1988 el Programa planteado una revolución educativa con seis objetivos, siendo el primero elevar la calidad a partir de la formación integral de docentes que aunado a las exigencias de profesionalización del magisterio dio origen al plan de estudios 1984 que exigía para el ingreso estudios del nivel medio superior, y estaba diseñado para cuatro años durante los cuales se generarían docentes capacitados para la investigación educativa y al mismo tiempo se les preparaba para su labor áulica. La reforma más reciente a la educación normalista se realiza con el plan y programas de estudios 1997 en donde se generan normalistas capacitados para su labor áulica y además de realizar investigaciones acerca de los aprendizajes de sus alumnos en un lapso de cuatro años para el sistema escolarizado y de seis para el sistema semi-escolarizado. Actualmente persisten 16 Normales Rurales en su resistencia por sobrevivir bajo la constante persecución oficial, gracias a su tradición de lucha se mantienen aglutinadas en la FECSM enarbolando como desde su fundación una ideología de la internacional y ante todo teniendo como principal misión de los maestros rurales es "enseñarle a la gente cuáles son sus derechos". En cuanto al resto de las normales no podemos afirmar la existencia total a pesar de que el ANUIS publica una relación de aproximadamente 120 normales en el país, sin embargo los datos no son confiables debido a que para el caso de Oaxaca a parecen solamente 3 escuelas normales cuando en realidad son once normales del sistema escolarizado y la ENSFO del sistema semi-escolarizado.
Fuentes consultadas:
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GARCIA RAMOS, DOMINGO. Planificación de edificios para la enseñanza. México: Universidad Nacional Autónoma de México, Escuela Nacional de Arquitectura, 1971.
GONZÁLEZ CASTAÑEDA MIRNA LAURA. El CAPFCE: Constructor de las escuelas públicas de México. Presente, pasado y futuro. Reportaje. Mtra. Francisca Robles (asesora). México: Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. Universidad Nacional Autónoma de México. Tesis de licenciatura. 2006.
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http://html.rincondelvago.com/modelos-educativos-mexicanos.html
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Hacer escuela, hacer estado. La educación posrevolucionaria vista desde Tlaxcala:
http://nuevomundo.revues.org/41613
La escuela Rural Mexicana: Antecedentes, Presente y Futuro:
http://red.ilce.edu.mx/sitios/revista/e_formadores_ver_10/articulos/dulce_cituk_jul2010.pdf
Vicente Mendiola, Escuelas al aire libre (1926-1927):
http://www.danielschavelzon.com.ar/?p=2914#more-2914
Wikipedia, Escuelas Normales Rurales:
http://es.wikipedia.org/wiki/Escuelas_Normales_de_M%C3%A9xico