lunes, 1 de diciembre de 2014

El régimen sin memoria ni dignidad





La primera condición de todo régimen sobre sus operadores políticos, es cancelar la memoria. Por que el no tener memoria es no tener oposición, es no tener lucha y es no tener dignidad.

A partir del primero de diciembre del 2012, la función de la policía del Distrito Federal dentro del manejo de las diversas manifestaciones sociales cambió abruptamente, el recuerdo de crudos episodios de represión dentro de la Ciudad en manos del Gobierno Federal regresaron. De la estrategia de prevención y seguimiento a la del acoso, provocación y uso excesivo de la fuerza. Como se menciona, ese desvío coincide con la controvertida y polarizada toma de protesta de Peña Nieto como presidente de México. Al día de hoy, desde entonces, la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal y su grupo de granaderos y policías en estrecha vinculación con la la Policía Federal y la Secretaría de Gobernación han sido blanco de vigorosas críticas y señalamientos por la ciudadanía así como por ciertas agrupaciones no gubernamentales, esto por el evidente y excesivo uso de la fuerza pública en las manifestaciones, la falta de protocolos y las detenciones arbitrarias que se han realizado constantemente en las protestas dentro de espacios públicos de la Ciudad de México. Como es evidente para aquellos que viven en la Ciudad, la actitud abiertamente represiva de la policía del DF es cada vez más recurrente durante la administración de Miguel Ángel Mancera, y esto se incrementa cuando hay una coordinación con la Policía Federal y la SEGOB.

En días pasados circuló en redes sociales un mensaje que exponía, a manera de reproche, la actitud permisiva o de sometimiento de la administración de Miguel Ángel Mancera ante los requerimientos del Gobierno Federal. Esta situación referida al empleo de la fuerza pública -desmedida e ilegal- dentro del contexto de las múltiples manifestaciones sociales. En el mismo mensaje se decía, sin poder confirmarlo por otras fuentes, que Mancera fue activista social en su etapa universitaria, quien sufrió personalmente las fallas del sistema mexicano de impartición de justicia, cosa que lo motivó al estudio de leyes. Al parecer este relato supuesto tiene un único interés, el de ofrecerse como metáfora, se ha manejado con el ánimo de implicar a Mancera de frente a un espejo, de confrontarlo ante el reflejo débil de algo que, quizá en algún momento, lo motivó. Como mencioné, la veracidad y posible importancia de esta historia es por completo mínima. Si acaso lo que de ella interesa es interrogar. ¿Qué tanto importa para el poder político en México la memoria y la dignidad de sus operadores o representantes del poder político?. Interrogar por la valía en la formación cívica, ética y profesional de los funcionarios públicos en México y qué de ellos es admitido dentro del esquema del poder público en México es una instancia que da pulso a parte de la problemática en la cual hoy estamos inmersos como sociedad. Ese mismo poder es implacable en la domesticación de ánimos, certezas, voluntades y memoria. Al parecer, el triunfo de la memoria y la dignidad dentro de la política en México está vetada, imposibilitada por motivos de operación, legitimidad y aseguramiento del mismo régimen.

En el contexto antes señalado no puedo omitir un caso, el cual quizá ilustra mejor lo que he intentado formular, y ademas se trata de uno verídico y además documentado: El ex-presidente Ernesto Zedillo Ponce de León y su participación en el movimiento de 1968. ¿Qué tanto el régimen político mexicano es capaz de someter a la dignidad, la memoria y la sed de justicia social?

-Julio de 1968, el inicio de la represión estudiantil en México. Las imágenes de archivo del periódico el Universal, públicas hace diez años, captan el preciso momento en que un joven de 16 años y estudiante del Politécnico es reprimido en la Ciudadela durante los eventos del 23 de julio de 1968, semilla del movimiento que sería roto el 2 de octubre del mismo año. El estudiante en cuestión es Ernesto Zedillo Ponce de León, quién 26 años después sería Presidente de México. Durante el mandato presidencial de Zedillo, contrario a lo que se esperaría, los archivos militares y de la SEGOB sobre la matanza del 2 de octubre del 68, permanecieron cerrados.

Agresión de granaderos del Departamento del Distrito Federal a Ernesto Zedillo. Foto: El Universal, 1968.

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