jueves, 28 de agosto de 2014

Caña amarga




El Tratado significa más empleo y mejor pagado para los mexicanos (…) y es así, porque vendrán más capitales, más inversión, que quiere decir más oportunidades de empleo aquí, en nuestro país, para nuestros compatriotas. En palabras sencillas, podremos crecer más rápido y entonces concentrar mejor nuestra atención para beneficiar a quienes menos tienen.
Carlos Salinas de Gortari / previo a la firma del TLC-AN, 1992


La anunciada imposición de aranceles por parte del Departamento de Comercio de Estados Unidos a las importaciones de azúcar mexicana, confirma, a veinte años de la integración comercial de Norteamérica, antecedida y precedida por continuas reformas, la total incompetencia del gobierno mexicano en materia de negociación y firma de un Tratado de Libre Comercio desbalanceado, arbitrario y proteccionista, en favor de las economías altamente desarrolladas de Estados Unidos y Canadá. Igualmente el gobierno mexicano acude a un menosprecio e indiferencia aguda en lo que respecta a la defensa de las posiciones e intereses de los diversos sectores que integran la economía nacional, entre ellos, el de la agroindustria de la caña de azúcar. Previo a la firma del TLCAN, y similar a lo acontecido en los últimos 18 meses con el actual gobierno federal reformador, se insistía hasta la saciedad en los beneficios supuestos de aperturar y modificar los marcos legales de diversos sectores, incluido el agrícola. Se aseguraba que las reformas y las modificaciones constitucionales solo tienen una dirección, la del desarrollo social y desarrollo económico real y duradero. Bajo estos intereses, en 1992, preámbulo a la firma del TLCAN se modifica el Art. 27 para "catapultar" la productividad y competitividad agrícola. 

Como sabemos hoy, todo fue mentira, una mentira más del gobierno mexicano. El sector agrícola, referido al de los pequeños propietarios de tierra, al de los productores de baja escala, el de los campesinos o agricultores rurales está colapsado y desahuciado. La medida del "socio" estratégico del norte, solo oficializará la quiebra de los industriales y productores nacionales de la caña de azúcar, sector que contabiliza 500 mil empleados directos y más de dos millones indirectos dentro de 16 estados del país. Al margen, ¿qué sucederá? ¿Se asumirá la impuesta medida arancelaria? ¿Se decidirá una disminución del precio del endulzante para mantener el frágil, poco sostenido y desleal mercado de colocación norteamericano? ¿Se disminuirá el nivel general de producción para asegurar ganancias en específicos grupos con poder político, como el Grupo Azucarero México (GAM)? ¿Seremos espectadores, una vez más, de la descomposición de un sector social productivo, históricamente mermado y su vuelco dramático -amigos, familiares, cercanos- a aquellas esferas que le aseguren una subsistencia con elevados riesgos dentro del crimen organizado? O ¿Será un elemento germen, que parte de un legítimo resentimiento social que aspira a moralizar y politizar la formulación de un proyecto y un programa, el cual logre irrumpir, desestabilizar y transformar el esquema de poder político nacional actual?

Entrada vinculada a Caña en Flor.

domingo, 24 de agosto de 2014

El juego de los Juegos



Hace unos días la agencia de noticias EFE ofreció un foto-reportaje sobre el estado actual de diversas instalaciones utilizadas y construidas para los Juegos Olímpicos de Atenas 2004. A diez años de la realización de los Juegos, las imágenes únicamente testifican ruinas. Pero éstas no son de mármol o granito, ni tampoco evocan grandes gestas cívicas. Son de derruido metal, concreto y plástico y significan para los griegos el inicio de una pesadilla, la recesión. El caso de Atenas en Grecia no es una situación aislada. México 68, Montreal 76 y Barcelona 92 son otros ejemplos de Juegos Olimpicos con sobre-costes y endeudamientos públicos de décadas. En una escala menor está el caso de los Panamericanos de Guadalajara 2011, a raíz del cual la deuda pública del estado de Jalisco se incrementó en un 250% en solo 4 años.

La organización de eventos deportivos regularmente representa un acontecimiento de alto interés y fascinación para gobiernos de todo el mundo. La clase política no considera al deporte -cuando en escencia lo es- como un medio conveniente para incidir en la mejora de niveles de vida de personas, ya sea en temas de recreación comunitaria, de salud pública, o de cohesión y participación social.

Desde las lógicas del poder político, el deporte es estrictamente un espectáculo que vende. Los gobiernos, los políticos y los inversionistas ofrecen la organización de juegos, en sus múltiples categorías y escalas (locales, nacionales, regionales, continentales o mundiales), como una muy atractiva posibilidad de movilizar grandes cantidades de recursos, muchos o la mayoría siempre de origen público. Estas actividades extraordinarias de movilización e inversión suponen ganancias, que es lo que de fondo justifica y ampara a los promotores, tanto públicos como privados. En los discursos oficiales, las estimaciones de inversión en la creación o rehabilitación de infraestructura para determinados Juegos, promueve la generación de empleos, estimula múltiples sectores productivos e impacta favorablemente en la economía de servicios de las ciudades sede. Los montos de inversión con recursos públicos serán siempre amortizados por la estimada venta de entradas, la participación de patrocinadores, los empleos generados, el impacto en turismo, etc. La inversión será superada por las ganancias, las estimaciones prospectivas manejadas por los organizadores predicen siempre beneficios. Aun con lo anterior, como sabemos, siempre existen riesgos en toda inversión. Por múltiples motivos, los niveles de riesgo son siempre mayores en inversiones realizadas con recursos públicos. El hecho de integrar a Veracruz, México, como variable dentro de un esquema de inversión con recursos públicos en lo que respecta a la organización de un evento deportivo, impacta en el crecimiento estrepitoso de ese riesgo.

En noviembre próximo el estado de Veracruz será sede de los Juegos Centroamericanos y del Caribe. El Comité Organizador enfrenta severos problemas en la planificación de los juegos. Desde opacidad en el manejo de recursos federales y estatales; el hermetismo total en todo; la toma incorrecta y apresurada de decisiones en lo que respecta a proyectos y obras; los retrasos de éstas; la incapacidad de pago para asumir los costos de difusión; y, por si fuera poco, el reciente y escandaloso anuncio del Comité Organizador en cancelar el contrato de construcción de la Villa Olímpica. Con insistencia las interrogantes se unifican ¿Habrá Juegos Centroamericanos en Veracruz?

A poco más de 70 días para el inicio, no hay flujo de información. No se sabe cómo resolverán el alojamiento de las comitivas deportivas, sabemos que en hoteles, pero ¿No afectará al turismo, que es uno de los nichos más buscados por organizadores dentro de un evento de esta naturaleza y con el cual sustentan las ecuaciones de ganancias?. Igualmente de locura será la cuestión logística, al estar descenctralizada de una villa, las comitivas requerirán diversas atenciones, muchas de ellas casi personales, lo cual supone evidentemente, una tarea muy improbable de ofrecer por parte del comité. Bueno, todo lo anterior en caso de que continúe Veracruz sosteniéndose como sede.

En el semanario proceso, no. 1973, se presenta una nota sobre el caso de los Juegos Centroamericanos Veracruz 2014, un fragmento:

[Pese al cúmulo de problemas, Duarte; el titular de la Secretaría de Infraestructura y Obras Públicas (SIOP), Gerardo Buganza; el presidente del Comité Organizador de los JCC, Carlos Sosa, y el secretario de Turismo, Harry Grappa, insisten en repetir un discurso que puede resumirse en tres frases: “Serán los mejores Juegos Centroamericanos de la historia”, “las obras van en tiempo y forma” y “la derrama económica será millonaria”.]




Villa Olimpica; Xalapa. Foto ACP, 2014

sábado, 9 de agosto de 2014

¡Eureka!

Una fundamental característica del sistema económico-social actual, sustentado evidentemente en las lógicas de mercado capitalista, es la intensificación del consumo a través de diversas estrategias vinculadas a plataformas de comunicación emanadas éstas de las teorías de mercadotécnica moderna, las cuales buscan sostener -algo no menor para el mismo sistema- el mercado globalizado. Cantidades de mensajes se generan, adaptan y ofrecen sin descanso, estos constituyen los medios para alcanzar una serie de objetivos. La industria de productos de consumo en todas sus modalidades evidentemente emplea éstos medios. Aun cuando en lo conceptual es de una estructura elaborada, la mecánica de estos medios es elemental: vincular a específicos grupos sociales una serie de productos desde la saturación publicitaria y el manejo indiscriminado de información engañosa o equivoca, generando con ello la identidad entre consumidor-marca/producto y su consecuente e irrevocable compra. ¿Finalidad? -La de asegurar siempre mayores ventas, lucro y rentabilidad.

¿Enfatizar la importancia de particularizar la identidad de las marcas, de generar más vínculo emotivo del ya existente con los consumidores? ¿Qué implica la posibilidad de que encuentres una lata de refresco con tu nombre o el de Luisa, Fernando o Mariana? -No únicamente motiva a comprar desde la satisfacción de identificarte, igualmente a festejar el banal hallazgo. Sorprendente, con esta lógica simple, una de muchas, el sistema económico-social asegura su sustentación y estimula la continuidad de su hegemonía.





viernes, 1 de agosto de 2014

Las falsas ruinas de la Vera Crux

No testifican grandes tiempos, tampoco rememoran a grandes hombres, no dignifican la historia de un pueblo. Son apócrifas ruinas por que no hay una sola gesta cívica que celebrar. No son testimonio, únicamente convicción, dura, de un ahora.

Foto: Ricardo Villagrán