sábado, 20 de septiembre de 2025

Cien años del Estadio Jalapeño: Memoria política, patrimonio cultural y arquitectura moderna.

© Daniela Domínguez / Rumbo al centenario Estadio Jalapeño HJ 2025.

En el año 2013 escribí artículos en este blog sobre una relevante obra arquitectónica, el Estadio Jalapeño (El "otro" inicio de la modernidad arquitectónica mexicana: Estadio JalapeñoLa "estridente" suerte del Estadio Jalapeño). Hoy vuelvo a hacerlo en el contexto del centenario de su construcción, una fecha que invita a la reflexión sobre el patrimonio arquitectónico mexicano y sus posibilidades de pervivencia.

El día de hoy, 20 de septiembre de 2025, el Estadio Jalapeño "Heriberto Jara Corona" cumple un siglo de existencia. Un siglo que lo convierte en una anomalía arquitectónica: una obra de la modernidad mexicana que no solo ha sobrevivido intacta a las transformaciones urbanas, políticas y tecnológicas del país, sino que mantiene su funcionamiento original, desafiando así las estadísticas de longevidad de la arquitectura deportiva contemporánea en nuestro país y el mundo.

Esta pervivencia excepcional plantea interrogantes que trascienden lo meramente arquitectónico. ¿Cómo es posible que una estructura de concreto armado, construida en 1925 con técnicas pioneras en México, conserve su integridad estructural y funcional después de cien años? ¿Qué elementos confluyen para que este estadio se mantenga como testimonio vivo de una época donde la modernidad, la vanguardia artística y la transformación política convergieron en la capital veracruzana?

La hazaña constructiva de 1925. El Estadio Jalapeño fue proyectado por el ingeniero Modesto C. Rolland Mejía (La Paz, Baja California Sur, 15 de junio de 1881-Córdoba, Veracruz, 17 de mayo de 1965), quien también dirigió su construcción, ejecutada en un tiempo de apenas 87 días, iniciando obras el 25 de junio y concluyendo el 14 de septiembre de 1925. Esta velocidad de ejecución resulta extraordinaria incluso para los estándares actuales.

La obra no fue producto de la casualidad. El lugar fue identificado por William K. Boone, presidente de la Cámara Nacional de Comercio de Xalapa, como un sitio natural para este fin, evocando los estadios de Olimpia y diversos teatros de la antigua Grecia. Era un pantano conocido como la "Ciénega de Melgarejo" que fue drenado y rellenado específicamente para albergar esta construcción.

Modesto C. Rolland era ya para 1925 un experimentado proyectista, diseñador y constructor mexicano pionero en edificar con concreto armado. Su trayectoria profesional incluía obras como el Acueducto México-Xochimilco (1905-1908), donde empleó el concreto armado en una infraestructura hidráulica de gran envergadura, y la distribuidora FIAT (1910), notable por su estructura prefabricada de costillas de concreto armado con claros de 22 metros, una solución técnica avanzada para la época. Estas experiencias previas le proporcionaron el dominio técnico necesario para enfrentar el desafío estructural que representaba el Estadio Jalapeño.

Entre sus obras más importantes están, además del Estadio Jalapeño, la Plaza de Toros México y el Estadio Azul en la Ciudad de México. Su propuesta para Xalapa incorporó una solución estructural que no tenía precedentes en el país: un volado de concreto armado que se extiende en más de tres mil metros cuadrados, una hazaña para la ingeniería civil de la época que sintetizaba casi dos décadas de experimentación con el material.

Acueducto México-Xochimilco, interior de reservorio construido en concreto armado. Foto 1908, Archivo Casasola.

Anuncio de Modesto C. Rolland como especialista en concreto armado (22 metros de claro; Salón de exposición de los automóviles F.I.A.T. Calzada de la Reforma). Foto 1911, Archivo del Palacio de Minería.

El contexto político y cultural: Xalapa como un laboratorio de modernidad. La construcción del estadio se inscribe en un momento histórico excepcional donde convergen transformaciones políticas, sociales y culturales que configuraron el México posrevolucionario. El 1° de diciembre de 1924 marcó un hito político decisivo: Plutarco Elías Calles asumió la presidencia de la república tras regresar de su viaje por Europa, donde había observado de primera mano los modelos de modernización occidental. Ese mismo día, el general Heriberto Jara Corona tomó posesión de la gubernatura veracruzana, iniciando una administración que se distinguiría por su visión progresista y su compromiso con la transformación social.

Jara llegó al poder con un programa ambicioso que trascendía la mera administración pública para convertirse en un proyecto civilizatorio. Su propuesta central era transformar Xalapa en una capital moderna que honrara su nueva condición política mediante una modernización integral, pero sobre todo que ofreciera a la juventud veracruzana espacios dignos para el estudio y el deporte, elementos que consideraba fundamentales para la formación del nuevo ciudadano mexicano.

Para materializar esta visión, el gobernador convocó a Modesto C. Rolland, conocido y amigo personal para diseñar lo que sería mucho más que un estadio: una "ciudad educativa" integral. El proyecto contemplaba una comunidad próspera donde estudiantes, educadores y trabajadores convivirían en un modelo de organización social que incluiría una universidad, viviendas de calidad y un estadio que funcionaría como espacio articulador o también de convergencia, uniendo a los diversos barrios alrededor de un renovado espacio .

El plan maestro de Rolland, conocido como "Ciudad Jardín", representaba una síntesis innovadora entre los ideales sociales de la Revolución y las corrientes urbanísticas más avanzadas de la época. Proponía una comunidad próspera de estudiantes y trabajadores viviendo en colaboración, con vivienda a precios accesibles, planeación orientada hacia la comunidad, parques y jardines, una moderna red de comunicación, laboratorios científicos, piscina olímpica, salones y campos deportivos, y naturalmente la universidad y el estadio como elementos articuladores.

Esta Ciudad Jardín constituía un modelo de urbanismo con conceptos revolucionarios para el México de 1925, con trazos de vialidades que seguían la topografía natural y que integraban armoniosamente parques, mercados, hotel y oficinas de administración. Paradójicamente, estos conceptos de urbanismo no se implementarían en el resto del país sino hasta tres décadas después.

La vanguardia estridentista: Estridentópolis. Paralelamente, en 1925 Manuel Maples Arce, recién graduado de la Escuela Libre de Derecho, regresó a Veracruz para trabajar en Xalapa como juez de primera instancia, siendo nombrado al año siguiente secretario general de gobierno. La llegada del fundador del estridentismo mexicano transformó la ciudad en lo que los propios artistas llamaron "Estridentópolis".

Maples Arce llegó a Xalapa con una carta de recomendación del diplomático Alfonso Cravioto para el gobernador Heriberto Jara. Esta recomendación le abrió las puertas para ser nombrado juez de primera instancia y más adelante, por su amistad con el general Jara y su desempeño, secretario general del gobierno.

Si bien de 1922 a 1925 los estridentistas habían editado libros de poesía y ficción, además de dos números más de Actual y tres de Irradiador -revista dirigida por Maples Arce y Fermín Revueltas-, fue una vez establecidos en la capital veracruzana que se manifestaron con una labor más planificada gracias al apoyo del gobernador Heriberto Jara.

El estadio se convirtió así en símbolo arquitectónico de un proyecto más amplio de modernización que articulaba las visiones urbanísticas de Rolland con las aspiraciones vanguardistas de los estridentistas. El sueño de construir un centro para la juventud y alrededor de él una zona universitaria destinada a la formación intelectual, estética y humana, que uniera a los barrios y las clases sociales, tomaba forma y rumbo.

Una singularidad técnica y estética. La verdadera excepcionalidad del Estadio Jalapeño radica en su solución estructural. Como se argumentaba en los textos de la época, la cubierta volada en concreto armado no tenía precedentes cercanos en México ni en gran parte del mundo para 1925. Su concepción anticipó en décadas los desarrollos que posteriormente caracterizarían la obra de Félix Candela y estableció un precedente técnico que dialoga con realizaciones posteriores como el Hipódromo de la Zarzuela en Madrid, construido diez años después que el Estadio Jalapeño.

En sus orígenes, el diseño del estadio se podía apreciar desde las principales calles del Centro Histórico de Xalapa, estableciendo una relación visual directa entre la obra moderna y el tejido urbano arquitectónico del siglo XVIII y XIX. En el lado opuesto del graderío, el recinto remata con un conjunto escultórico de estilo neoclásico denominado "Los Corredores", obra de Ernest Polsen, que refuerza el carácter monumental del conjunto.

La pervivencia como resistencia. La supervivencia del Estadio Jalapeño durante un siglo plantea interrogantes profundas sobre las condiciones que permiten la vigencia y conservación de la arquitectura moderna. Su resistencia física contrasta dramáticamente con la fragilidad de otras obras contemporáneas que han desaparecido o sufrido transformaciones radicales.

Esta persistencia puede atribuirse a varios factores convergentes. Primero, la calidad técnica excepcional de su construcción, que demuestra cómo la innovación estructural, cuando se ejecuta con rigor, puede trascender las limitaciones temporales. Segundo, su función específica como equipamiento deportivo, que ha mantenido una demanda social constante a través de las décadas. Tercero, su inserción urbana estratégica en la zona universitaria, que le ha proporcionado un contexto institucional protector y una comunidad académica consciente, de manera parcial, de su considerable valor patrimonial.

Patrimonio y prospectiva. Con la firma del documento que lo declara Patrimonio Cultural de Veracruz el 25 de septiembre del 2024, el gobierno busca garantizar al pueblo el uso y disfrute de un escenario deportivo simbólico. Este inmueble de infraestructura deportiva, mezcla de orientaciones estéticas Art Decó, Racionalismo y Funcionalismo, ya forma parte del inventario del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) de Inmuebles con Valor Artístico.

Sin embargo, los retos de conservación persisten. Los textos de la época documentaban ya las amenazas que representaban las intervenciones no especializadas, particularmente las modificaciones exigidas, en los años 50 y 60, por eventos deportivos regidos por el Comité Olímpico Internacional. Por otro lado, y en fechas relativamente recientes, la experiencia de los Juegos Centroamericanos de 2014 demostró la vulnerabilidad del patrimonio arquitectónico ante las presiones del desarrollo deportivo contemporáneo.

Un siglo de modernidad ininterrumpida. Al cumplir cien años, el Estadio Jalapeño se presenta como un caso excepcional en la historia de la arquitectura moderna mexicana. No solo por haber sido pionero en el uso del concreto armado para estructuras deportivas, sino por haber logrado mantener su vigencia funcional y su integridad arquitectónica a través de un siglo de transformaciones sociales, políticas y tecnológicas.

Su centenario coincide con un momento de reflexión necesaria sobre el patrimonio moderno mexicano. Mientras muchas obras de la modernidad arquitectónica han desaparecido o han sido alteradas irreversiblemente, el Estadio Jalapeño persiste como testimonio vivo de un momento singular en el cual la vanguardia artística, la innovación técnica y la voluntad política convergieron para crear una arquitectura verdaderamente revolucionaria.

"Por ello la importancia de preservarlo; guarda historia y también corrientes políticas, vanguardistas, intelectuales y revolucionarias", señaló en 2024 el gobierno veracruzano. Esta declaración reconoce que el estadio trasciende su función deportiva para constituirse en repositorio de memoria colectiva y símbolo de las posibilidades transformadoras de la arquitectura.

El Estadio Jalapeño a sus cien años no es solo un monumento al pasado, sino una demostración de que la arquitectura moderna, cuando logra articular innovación técnica, coherencia estética y pertinencia social, puede aspirar a la permanencia. Su centenario nos recuerda que la modernidad arquitectónica mexicana, lejos de ser un episodio concluido, mantiene lecciones vigentes para los desafíos constructivos del presente.

Referencias:
https://modestorolland.com/
https://www.aacademica.org/urbania/91.pdf
https://www.noticiasdesdeveracruz.com/vercolumna.php?id=22462
http://www.archivohistoricobcs.com.mx/files/libros/pdf/20210404122322.pdf
https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0305748814001741
https://polancoayeryhoy.blogspot.com/2012/07/el-sistema-xochimilcolerma-en.html
https://revistabocetos.com/presenta-uaq-libro-el-inventor-del-manana-la-asombrosa-vida-de-modesto-c-rolland/
https://www.facebook.com/people/Rumbo-al-centenario-Estadio-Jalape%C3%B1o-HJ-2025/100064327465946/
https://archivol.blogspot.com/2012/04/el-otro-inicio-de-la-modernidad.html
https://archivol.blogspot.com/2013/08/la-estridente-suerte-del-estadio.html