El espacio público debe ser el espacio de representación de lo político, catalizador de ciudadanía y ámbito también para ejercitar la democracia. Se puede discutir y revisar conceptualmente la utilidad y función del espacio público bajo diversos enfoques, pero estoy seguro que la orientación primera del espacio público, situándolo en el contexto posible de intereses políticos de la mayoría en México, no debería priorizar al espectáculo ni tampoco a la mercantilización. Desde hace cuatro semanas Telcel ha ocupado el Zócalo de manera total, con esta situación recordé como desde hace muchos meses Mancera ha negado el uso de la explanada a manifestantes y agrupaciones políticas. Esta ocupación de Telcel igualmente representa un hecho político, pero no es legítimo ni representativo para los intereses mayoritarios de los habitantes de la Ciudad. Hoy el Zócalo es un ejemplo de un modelo de espacio público inserto dentro de un modelo político basado en una oligarquía.
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