jueves, 17 de marzo de 2016

Testigo cómplice


Palacio Legislativo de San Lázaro, patio central, 1981. Celosía de cruces de aluminio, según Pedro Ramírez Vázquez, responsable del diseño, basadas en la trama del edificio "cuadrángulo de las monjas" en Yucatán. En su momento Octavio Paz refirió en metáfora sobre la arquitectura y su cierto carácter de "testigo insobornable". Pensándolo así, el Palacio Legislativo de San Lázaro es un testigo cómplice, pensado y ofrecido así, lo arquitectónico, desde la lógica profunda de un régimen político. Quizá susceptible por los ecos de la serie de crisis que experimenta el país, comenzando desde los Poderes del Gobierno Méxicano, hoy recorriéndolo advierto que su lógica funcional de edifico, su sembrado urbano, su integración en negativo con la zona, su condición de cuartel lejos de ser legislativo y público, que es un inmejorable recinto para albergar profundas ofensas a lo cívico, lo político y lo democrático.

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