viernes, 14 de agosto de 2015

Tianjin: la falsa postal



En el libro “¿Tiene futuro el capitalismo?”, el cual con contenidos escritos por diversos especialistas, se ofrece un repaso por una serie de acontecimientos políticos y económicos que están determinando -en diversos grados y condiciones- la situación financiera actual: Ya sea Estados Unidos con la revalorización del dólar, la Unión Europea con su crecimiento dispar, China con las devaluaciones, etc… Como colaborador del mismo libro se encuentra el sociólogo estadounidense Immanuel Wallerstein (también colaborador en la Jornada) y quien escribe a grandes rasgos que el Capitalismo como Sistema Económico alcanzó su máximo nivel en los años 70 y que desde entonces el mismo sistema únicamente ha tratado de sostenerse por medio de la implementación de agresivas estrategias dentro de los llamados países periféricos, aquí es cuando el Modelo Neoliberal irrumpe como opción. Pareciera que el ofrecimiento más importante del libro es la coincidencia en un tema, y que se reduce duramente a una advertencia: El Mundo está por experimentar una crisis estructural en lo que respecta a la operación y funcionamiento del Sistema Capitalista. Los ecos de una advertencia similar, expuesta hace casi 150 años, resuena renovada. En 1867 fue publicada la primera versión de “El Capital”, en ella Marx predice la incapacidad inherente del capitalismo para sostenerse y anuncia su inminente muerte. Es y ha sido tema de diversas revisiones y discusiones la pregunta de porqué no ha sucedido esa "muerte". Yo ahora prefiero situarme en la mera posibilidad que suceda. Esta situación de posible término del capitalismo como sistema hegemónico, aun en un plazo no establecido, en sí misma supone una muy devastadora condición para las economías mundiales ya que la desestabilización de los esquemas que sustentan a las sociedades están determinadas por las lógicas y mecánicas del capitalismo. Serían esperables dramáticas y muy costosas consecuencias globales. Todos aquellos sectores y ámbitos que representan los intereses más voraces del capitalismo sin duda jugarán sus últimas cartas con los riesgos más grandes. Pero igualmente el posible fin del Sistema Capitalista causa un muy profundo sentimiento de confianza sobre deseadas condiciones para generaciones futuras. Una suerte de esperanza en alcanzar formas de interacción social renovadas y centradas en el respeto y en el bien común, también deben resonar.

Las poderosas imágenes de lo sucedido hace unos días en la ciudad china de Tianjin, y por un instante, las miré como postales de un mundo dramático ya superado.

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