martes, 1 de noviembre de 2016

"Piedras dibujadas"

Hace algunos meses la Casa Morton, dedicada a la venta de piezas de arte y antigüedades, anunció la subasta #774, Lote #77, referida a un catálogo de 25 cromolitografías y titulado "Views of Ancient Monuments in Central America, Chiapas and Yucatan". Se trata de un ejemplo pionero en la ilustración del trabajo arqueológico en México y cuya primera publicación, datada en 1844 y hechas en papel marquilla, tuvo un tiraje foliado de apenas 300 ejemplares y encuadernados en pasta dura con superficies en piel. Morton asignó un precio de salida de $500,000.00 MXN, sin duda, una cantidad considerable pero muy lejos de esos números de escándalo tan acostumbrados dentro del mercado de artes y antigüedades, común en casas como Bonhams y Christie's. No encontré información que mencionará sobre el desenlace de la subasta, por lo tanto desconozco si la obra fue adquirida o si continúa en poder de Morton.

La arqueología, como se le puede entender hoy en muchos de sus aspectos constitutivos, trata de una ciencia histórica planteada con sistematicidad desde las décadas de los 40´s y 50´s del siglo XIX y cuyos orígenes apuntan tanto al Renacimiento, la Ilustración, la Revolución Francesa así como al periodo napoleónico. Resulta importante señalar que la confluencia de estos periodos históricos no es, en ningún sentido, exclusiva con la arqueología, de hecho, ésta está en virtud a algo mayor que la prescribe y articula y cuya síntesis es definida comúnmente como modernidad, cifra de diversos, acumulativos y rápidos cambios, tanto políticos, económicos, sociales y técnicos. Así como la arqueología es, digamos, "hija" de la modernidad, algo similar podemos decir sobre la geología, la paleontología y la geografía, pero estas, llamadas ciencias de la tierra, se vieron cimentadas unos años antes, a finales del siglo XVIII y las cuales, definitivamente y desde su especificidad de conocimiento y herramientas de pensamiento, auxiliaron en la fundación y establecimiento de la arqueología como ciencia histórica.

Es sabido que los primeros trabajos de exploración dentro del Virreinato de la Nueva España estuvieron determinados por el interés fundamental de someter, ante la corona y dios, a hombres, territorios y riquezas, situación misma que ofreció oportunidad a diversas expediciones y exploraciones a tierra maya, todas o la gran mayoría encabezadas o por el ejercito o por órdenes religiosas. De algunas de ellas se tienen interesantes noticias y descripciones sobre emplazamientos y recintos mayas, pero un rasgo generalizable de las mismas es el fundarse en narraciones mayormente subjetivas. Pero esta situación habría de cambiar significativamente en el siglo XIX.

En el año de 1799 Alexander von Humboldt emprende la "Expedición Americana", considerada como una importante contribución a la ciencia del siglo XIX, especialmente por el enfoque de investigación holístico, aplicado con rigor durante todo el viaje expedicionario, pero también por la serie de estudios y elaboración de conclusiones realizadas posteriormente, desde Europa. Vale señalar que la magnitud e impacto de "Expedición Americana" marcaría a generaciones de científicos en todo el mundo. Ustedes recordarán a un joven teólogo inglés de 22 años, apasionado por el naturalismo quien, tratando de seguir los pasos de Humboldt, se embarcaría en un navío llamado Beagle con dirección a Sudamérica. Ese joven era Charles Darwin, y con el Beagle pudo acceder a diversos lugares, entre ellos, a un punto remoto en el Pacífico, las Islas Galapagos. Casi 30 años después y basado en ese viaje, publicaría un libro revolucionario, "El Origen de las Especies".

En 1803 la "Expedición Americana" ya había recorrido Venezuela, Colombia, Ecuador y Perú. En marzo del mismo año Humboldt desembarcó en Acapulco, permanecerá en territorio de la Nueva España hasta marzo de 1804. Desde el principio de su visita a territorios del actual México, fue sorprendido, así lo documentó en sus escritos, por altísimos niveles de sometimiento y opresión sobre los mestizos y particularmente sobre los grupos indígenas. Además de realizar diversas excursiones y descripciones sobre geología, minería y biología, se interesará por estudiar los vestigios del México precolombino. En la Ciudad de México tendrá oportunidad de conocer tanto a la "Piedra del Sol", encontrada en la base del campanario de la Catedral Metropolitana así como a la "Coatlicue", para entonces enterrada en el patio de la Universidad Pontificia de México por considerarla como una pieza que atentaba contra el culto católico, auspiciaba el paganismo y, además, era una obra terrorífica.

Humboldt llegaría hasta el Golfo de México, en Veracruz, de donde saldría en marzo de 1804 con rumbo a Cuba y posteriormente terminará su expedición en Estados Unidos. Unos años más tarde en París, en 1810, publicaría el atlas "Vues des Cordillères et Monuments des Peuples Indigènes de l’Amérique", en el cual integra la reproducción de llamado "Codice Dresde", un libro maya datado entre el siglo XI o XII. Para ese momento Humboldt se encontraba en la más alta estima del mundo intelectual y científico, gracias a lo cual y sumado al esfuerzo de otros tantos estudiosos intrépidos de la cultura maya, esta se comenzaba a situar como una cultura equiparable en algunos aspectos con la egipcia o babilónica. En el año de 1811 Humboldt nuevamente publicará en París, y ahora un libro sorprendente y valioso, el "Ensayo Político sobre el Reino de la Nueva España", en el que presentaba un estudio crítico de su viaje y de sus observaciones por el territorio novohispano.

Años más tarde, la difusión de hallazgos paulatinos sobre la cultura maya propició el interés de diversas instituciones, y así, en 1836 la Universidad de Harvard y el Museo Británico financian una pionera exploración arqueológica, encomendada al explorador estadounidense John Lloyd Stephens y al ilustrador británico Frederick Catherwood. Ambos hicieron un recorrido durante 1839-1840, el cual fue cancelado por el temor de fiebres de paludismo. En 1844, Catherwood, quien además estaba formado como arquitecto, publica "Views of Ancient Monuments in Central America, Chiapas and Yucatán", una fascinante colección de 25 cromolitografías de diversos recintos, destacan Tulum, Copán, Uxmal, Kabah, Palenque, Labná, Chichén Itzá. Sin duda la colección de ilustraciones de Catherwood sobre los vestigios mayas constituyen un testimonio notable.



01) Corredor Arqueado, Casa del Gobernador, Uxmal. 02) Ídolo en Copán. 03) Dorso de un Ídolo en Copán.
04) Segmente, Casa de Las Monjas, Uxmal. 5) Pozo de Bolonchen. 06) Interior, Edificio Principal de Kabáh.




07) Panorama General de Palenque. 08) Galería Principal del Palacio de Palenque.
09) Ídolo Partido en Copán. 10) Edificio Piramidal y Fragmentos de Escultura en Copán.
11) Teocalis en Chichén Itzá; El Castillo. 12) Parte de un Edificio, Las Monjas, Uxmal.




13) Panorama General de Uxmal. 14) Interior de la Casa III en Palenque.
15) La Puerta del Gran Teocalis, Uxmal. 16) Colosal Cabeza en Izamal.
17) Panorama General de Las Monjas en Uxmal. 18) Panorama General de Kabáh.




19) Templo en Tulum. 20) Pozo y Edificio de Sabachtsche.
21) Castillo en Tulum. 22) Ornamento Sobre la Puerta del Gran Teocalis, Uxmal.
23) Entrada de Labnah. 24) Las Monjas, Chichén Itzá.






http://www.smith.edu/libraries/libs/rarebook/exhibitions/catherwood/spanish.htm
https://bifea.revues.org/6080
http://www.historicas.unam.mx/publicaciones/revistas/moderna/vols/ehmc10/124.pdf
http://oncetv-ipn.net/sacbe/mundo/los_primeros_exploradores/

No hay comentarios:

Publicar un comentario