Viernes, 7 de octubre de 2016. El pasado 2 de octubre se cumplieron 10 años del descubrimiento de la monumental escultura de Tlaltecuhtli, hallada dentro del complejo ceremonial del Templo Mayor en el Centro Histórico de la Ciudad de México. Esta deidad mexica, desde su compleja carga iconográfica, hace referencia al ciclo perpetuo de vida y muerte, encarnando la idea de la tierra como devoradora de cadáveres y simultáneamente como matriz creadora de vida.
Después de permanecer más de 500 años oculta bajo las capas superpuestas de la ciudad colonial y moderna, la impresionante pieza -que mide aproximadamente 4 metros de lado y pesa cerca de 12 toneladas- fue descubierta el 2 de octubre de 2006 por un equipo de especialistas del Programa de Arqueología Urbana del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), encabezado por el arqueólogo Leonardo López Luján.
El monolito, tallado en andesita y conservando restos significativos de su policromía original en tonos rojos, ocres, azules y blancos, representa a Tlaltecuhtli en posición de parto, con las extremidades flexionadas y la boca abierta devorando sangre. Su descubrimiento, realizado al pie de las escalinatas del Templo Mayor, sugiere que podría marcar la entrada a una cámara funeraria asociada con algún tlatoani mexica, posiblemente Ahuízotl, planteando nuevas interrogantes sobre los rituales funerarios de la élite tenochca.

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