Como he mencionado en publicaciones anteriores, la escuela pública ofrece el reflejo de un Estado Mexicano colapsado por la incompetencia, la corrupción y por la ignominia, es el reflejo de una crisis política que supera lo educativo y las políticas de educación y se instala en la totalidad de las instituciones de gobierno bajo el ánimo de una profunda falta de interés, de legitimidad, de confianza y de transparencia. ¿Pero, a qué me refiero? Aquí un breve repaso:
Dos mil trece:
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El Gobierno crea el IEPS, Impuesto Especial de
Productos y Servicios, aplicable a bebidas endulzadas o alimentos con alto
contenido calórico. El argumento era combatir dentro de las escuelas públicas,
la obesidad y demás padecimientos causados por el sobre peso y malos hábitos
alimenticios, el dinero recaudado se destinaría a la instalación de bebederos
escolares.
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La estimación en cuanto a costos para instalar bebederos
en las poco más de 153 mil escuelas del país fue del orden de $11,600 MDP.
Dos mil catorce:
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En el primer año de recaudación con el IEPS, se obtuvieron
$12,400 MDP, de los cuales únicamente se destinaron $1,300 MDP para la
instalación de bebederos escolares. Del recurso asignado, no se cuentan con estadísticas
oficiales del número de bebederos instalados.
Dos mil quince:
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Diputados del PRI y PAN presentan iniciativa
para reducir en un 50% el IEPS a bebidas endulzadas o alimentos con alto contenido
calórico.
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La bandera ficticia, vulgar y politiquera, de la
salud de los niños como argumento para implementar el IEPS a bebidas endulzadas
o alimentos con alto contenido calórico, se confirma. Ni salud ni bebederos
escolares.
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