Todos los días podemos encontrar una nota que habla de la desgracia en la rectoría y operación del Sistema Educativo Nacional, como esta nota del día de hoy publicada por el diario la Jornada, la cual puedes consultar aquí. Desde escuelas sin aulas, escuelas en vulnerabilidad o riesgo, escuelas sin profesores, escuelas con altos grados de violencia, escuelas sin agua potable, escuelas sin energía eléctrica, escuelas con aviadores, escuelas con pagos retenidos, escuelas que no forman, etc. En un plano general, la Secretaría de Educación Pública tiene la obligación, explicitado en la Ley General de Educación, de crear y ofrecer todas aquellas condiciones que permitan asegurar el acceso de los mexicanos a una educación de calidad, en el nivel y modalidad que la requieran y en el lugar donde la demanden. Es decir, absolutamente todos en México tienen derecho a una educación de calidad, adecuada y conveniente, es una obligación del Gobierno Mexicano ofrecerla a plenitud. Caso contrario, simple, se estaría incumpliendo la Ley y cometiendo un delito.
No me deja de sorprender el cinismo con el cual la SEP insiste en ofrecer mensajes sobre la naturaleza de la "educación" que promueve, uno de ellos elemental y referido tajantemente a desprecio. Y desprecio por la condición en la que se encuentra la educación de millones de niños hoy día y cómo, esta importante institución pública, se somete a los más diversos intereses, ajenos al parecer a cualquier tipo de ideal educativo y formativo tan exigidos actualmente por la sociedad mexicana. En el sentido anterior el funcionamiento de la SEP es también semillero de repudio: Todos aquellos que entiendan en lo más mínimo que su educación está acotada a un marco legal, el cual es violentado sistemáticamente en todos los niveles de gobierno, también insisto, solo podrán ofrecer un profundo desprecio y resentimiento contra esa élite apoderada, al contrapunto de la voracidad e incompetencia, de las instituciones de educación en el país. Vasta recordar que todos los niños reconocen y han reconocido de alguna manera al Estado Mexicano por y desde su escuela, por la naturaleza y condición de sus aulas, sus patios, sus explanadas, sus baños. La profunda y evidente crisis de lo educativo en el país, que es tan extensa y multifactorial, solo confirma la posible siembra de resentimiento y repudio.
El año pasado en el Puerto de Veracruz, en evento donde participo Chuayffet, el actual Director del INIFED, entre otros funcionarios federales y estatales, un grupo de padres de familia y profesores de Tuxpan, del norte del estado, expresaron su inconformidad por el "retraso" de 7 años en las acciones comprometidas por las autoridades locales para rehabilitar una escuela. Mencionaban, con elementos documentales, que no hay baños, que 8 de las 9 aulas del plantel no cuentan con piso de concreto, ninguna tiene ventanas y puertas habilitadas, con techos de lámina metálica y de asbesto, que el abasto de energía eléctrica y de agua potable es por medio de un vecino, que después de cancelar la posibilidad de implementar cuotas, es imposible asumir gastos básicos de operación, que el sistema de comedor auspiciado por la SEP no es otra cosa que un fraude.
No me deja de sorprender el cinismo con el cual la SEP insiste en ofrecer mensajes sobre la naturaleza de la "educación" que promueve, uno de ellos elemental y referido tajantemente a desprecio. Y desprecio por la condición en la que se encuentra la educación de millones de niños hoy día y cómo, esta importante institución pública, se somete a los más diversos intereses, ajenos al parecer a cualquier tipo de ideal educativo y formativo tan exigidos actualmente por la sociedad mexicana. En el sentido anterior el funcionamiento de la SEP es también semillero de repudio: Todos aquellos que entiendan en lo más mínimo que su educación está acotada a un marco legal, el cual es violentado sistemáticamente en todos los niveles de gobierno, también insisto, solo podrán ofrecer un profundo desprecio y resentimiento contra esa élite apoderada, al contrapunto de la voracidad e incompetencia, de las instituciones de educación en el país. Vasta recordar que todos los niños reconocen y han reconocido de alguna manera al Estado Mexicano por y desde su escuela, por la naturaleza y condición de sus aulas, sus patios, sus explanadas, sus baños. La profunda y evidente crisis de lo educativo en el país, que es tan extensa y multifactorial, solo confirma la posible siembra de resentimiento y repudio.
El año pasado en el Puerto de Veracruz, en evento donde participo Chuayffet, el actual Director del INIFED, entre otros funcionarios federales y estatales, un grupo de padres de familia y profesores de Tuxpan, del norte del estado, expresaron su inconformidad por el "retraso" de 7 años en las acciones comprometidas por las autoridades locales para rehabilitar una escuela. Mencionaban, con elementos documentales, que no hay baños, que 8 de las 9 aulas del plantel no cuentan con piso de concreto, ninguna tiene ventanas y puertas habilitadas, con techos de lámina metálica y de asbesto, que el abasto de energía eléctrica y de agua potable es por medio de un vecino, que después de cancelar la posibilidad de implementar cuotas, es imposible asumir gastos básicos de operación, que el sistema de comedor auspiciado por la SEP no es otra cosa que un fraude.
Al final, el grupo que buscó ofrecer el mensaje y obtener algún gesto elemental de atención, sencillamente y como de costumbre, los ignoró.
No es literal, pero los señalamientos de "No tienen madre" fue de uso extendido.
Y sí, no la tienen. Como tantas cosas, lo único que demuestran es incompetencia, desprecio y una profunda voracidad por el poder público y por la prebendas de esas posiciones.
Pensar que los niños y jóvenes del país puedan alcanzar una educación y una formación de calidad, convincente y conveniente en relación a los diversos problemas que en la actualidad experimentamos como sociedad, y que justamente esa educación y formación logre constituirse como pilar para una diferente interacción, accionar y participación cívica, requiere en primera instancia, de la renovación absoluta de la estructura burocrático-administrativa educativa actual.
Pensar que los niños y jóvenes del país puedan alcanzar una educación y una formación de calidad, convincente y conveniente en relación a los diversos problemas que en la actualidad experimentamos como sociedad, y que justamente esa educación y formación logre constituirse como pilar para una diferente interacción, accionar y participación cívica, requiere en primera instancia, de la renovación absoluta de la estructura burocrático-administrativa educativa actual.
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