miércoles, 1 de abril de 2015

Acceso al agua en escuelas públicas: Historia de vergüenza e infamia


LA ESCUELA Y EL ESPEJO: Realizando una revisión general y básica, la formulación en México de un estado con orientaciones sociales en el siglo XX es resultado directo del llamado "triunfo" de la Revolución Mexicana, a saber un triunfo complejo, costoso y parcial. En ese sentido, un interés considerable de las élites recientemente empoderadas en los años 20´s se vio reflejado en la creación de diversas instituciones que pudieran soportar, justificar y hacer operativo a ese "Estado Social Revolucionario". Una de ellas, fundamental, la Secretaria de Educación Pública. El citado "triunfo" de la Revolución situó a la educación en México como un derecho social fundamental, el cual exigía una enérgica y determinante intervención del Estado Mexicano. Los intereses de esa intervención estatal fueron varios, pero uno de importancia toral fue el referido a una instrucción cívica (en ningún sentido podría entenderse como formación cívica), misma que debía coincidir con el deficiente o inconcluso ideario social de país y que debía legitimar a las instituciones públicas, sus representantes, intereses, prácticas y símbolos. Bajo el sentido anterior millones de niños reconocen y han reconocido de alguna manera al Estado Mexicano por y desde su escuela, por la naturaleza y condición de sus aulas, sus patios, sus explanadas, sus baños. Desde los diversos eventos tributarios a representaciones históricas simplistas y reduccionistas. Desde el sentido y naturaleza de las modalidades y orientaciones pedagógico-didácticas en las que se ven inmersos y desde las cuales deberían de recibir algún tipo de conocimiento o enseñanza. Desde los perfiles y competencias de los profesores y trabajadores de la educación y también, sobre los ánimos e inercias a los cuales, éstos últimos pertenecen o participan ya sea por convicción o por exigencia. La escuela pública en México es un ámbito que ofrece diversos mensajes, pero también es un ámbito que da pulso o dimensión de la situación misma de la educación en México, presentada ésta como institución. Por un lado, la escuela pública resulta ser un semillero muy dudoso de identidad cívica nacional, vinculado, como se ha mencionado, a los idearios e intereses del Estado Mexicano. Por el otro lado la escuela pública es también un espejo el cual refleja irremediablemente la profunda crisis del actual Estado Mexicano.

Hace un año Jesus Silva-Herzog Márquez, en referencia al resultado del Censo de Escuelas, Maestros y Alumnos realizado por el INEGI en el 2013 apuntaba:

“En la escuela se adquiere información, pero también algo más: sentido de pertenencia. Ése es el sentido republicano de la escuela y, en particular, de la escuela pública: cultivar una experiencia viva del ‘nosotros’. Nuestras escuelas proyectan el mensaje contrario: menosprecio, olvido, exclusión. La reforma educativa no puede ser solamente una reforma política de la educación, la victoria de una burocracia contra un sindicato. Su sentido básico debe ser la inclusión, el aliento al saber y la creatividad.”

Insistiendo en la metáfora de espejo, hoy la escuela pública ofrece el reflejo de un Estado Mexicano colapsado, el reflejo de una crisis que supera lo educativo y las políticas de educación y se instala en la totalidad de las instituciones de gobierno bajo el ánimo de una profunda falta de legitimidad, de confianza y de transparencia.

EL AGUA, LAS ESCUELAS Y LA INFAMIA: El antes citado Censo de Escuelas, Maestros y Alumnos, que puedes consultar aquí, ofrece una radiografía vía estadísticas sobre la condición de la educación pública en nuestro país. El Censo trata de un trabajo amplio, detallado y profundo, el cual documenta diversos aspectos de los entornos físicos o administrativos donde los niños se forman. Lo anterior relativo a la condición legal de las escuelas, sus dimensiones y características físicas, la planta docente, matrícula de alumnos, servicios con los que cuenta, su ubicación y vinculación urbana, la cobertura, la accesibilidad entre otros. Con este documento se logra revisar, por un lado, la naturaleza de la cobertura educativa en la actualidad, logrando describir los principales retos que requieren de atenciones y soluciones urgentes. Por otro lado el Censo ofrece la dura lectura que enumera y pormenoriza problemas de una crudeza social y política insostenible, como lo es la abrumadora cantidad de escuelas sin energía eléctrica, sin acceso a internet, sin baños, sin pisos, sin aulas, sin maestros, sin agua potable. En relación al último punto, recordemos que actualmente en la Cámara de Diputados se discute la Ley de Aguas en México, la cual es señalada por diversas organizaciones sociales como abiertamente privatizadora, y la cual de ser aprobada, agravará aún más el acceso del líquido en aquellos grupos marginados o vulnerables, o los que reciben el mínimo y que decir de los que no cuentan con el servicio. Dentro de los grupos marginados que no cuentan con acceso a la red pública de agua potable, está el sector educativo. Pero no se trata de 10, 100 o 1000 escuelas. Actualmente en México hay poco más de 49,000 escuelas sin acceso a la red pública de agua potable. Pero el problema revisado no únicamente trata de la indolencia gubernamental que permite la carencia de agua en las escuelas públicas, también, que a mi parecer es más profundo y reprochable, se trata del tipo de respuestas ofrecidas por el poder político y el manejo que de ellas se hace. El Gobierno crea un impuesto para dotar de bebederos escolares en todos los planteles públicos, el Gobierno destina únicamente el 10% de lo recaudado. ¿Acaso no es una infamia?


Con información del Diario Oficial de la Federación, dentro del presupuesto de egresos 2015 se designan para la instalación de bebederos en las escuelas menos del 9% de los recursos que se obtuvieron por el IEPS (Impuesto Especial de Productos y Servicios) impuesto aplicable a bebidas azucaradas y alimentos calóricos. En total, según se establece en el documento, se recaudaron con el nuevo impuesto $12,400 MDP, de los cuales únicamente se destinarán $1,300 MDP para la instalación de bebederos escolares. Recordemos que uno de los elementos argumentales centrales para la aplicación del IEPS a bebidas endulzadas o alimentos con alto contenido calórico fue el de combatir la obesidad y mejorar hábitos alimenticios y poder en el medio y largo plazo afrontar el costo en constante crecimiento de la salud pública en México generada por la diabetes, obesidad y otros padecimientos relacionados. Para lo anterior el Estado se comprometía a instalar bebederos en las escuelas, nivel básico y con cobertura nacional.


El Centro de Estudios de Finanzas Públicas, órgano dependiente de la Cámara de Diputados, realizó un estudio económico y de inversión sobre los requerimientos mínimos necesarios para la instalación de bebederos escolares en todas las escuelas de nivel básico en el país, aplicable a término de la actual administración Federal. De este estudio se desprende que para cumplir la meta de colocar bebederos en las más de 206 mil escuelas de educación básica del país se requiere un presupuesto mínimo de $11,600 MDP, de los cuales $3,546 MDP deberían ser aplicados en el 2015, $3,866 MDP en el 2016 y $4,187 MDP para 2017. Como podemos ver la partida asignada para la instalación de bebederos en 2015 es del orden del 30% de lo estimado para el mismo año, esta situación demuestra una vez más la profunda y deliberada irresponsabilidad e incompetencia del Gobierno Mexicano al momento de priorizar y atender problemáticas estructurales en la educación y niñez de nuestro país. La partida asignada para la instalación de bebederos es en todos los sentidos incongruente, abusiva y dolosa sobre todo si se realiza una comparación básica con la recaudación alcanzada por el gobierno vía el IEPS aplicado a bebidas azucaradas y alimentos calóricos, que como se ha mencionado, se inició como medida fiscal para afrontar el creciente costo de la obesidad y diabetes, en la cual el acceso al agua potable es imprescindible para evitar consumo de bebidas con alto contenido calórico.

Si ésta no es una historia de vergüenza e infamia, ¿Qué es?

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