La conmemoración oficialista de la Revolución Mexicana sucumbió ante la estulticia de la actual clase política. Antes con el ánimo de alimentar la nebulosa "identidad nacional", el Gobierno Mexicano "festejaba" las gestas, los iconos, los ideales; ensalza el valor del acontecimiento político y social más importante del siglo XX en México. Pero ¿Qué sentido tiene conmemorar el inicio de la Revolución en un Estado fallido?
El momento actual es muy conveniente para reflexionar sobre aquello que se señala como lo fundacional dentro de nuestra sociedad, "la mexicana". Mirar al pasado sedientos de preguntas, es por mucho la mejor posición respecto a la interacción con la historia. Volver la mirada a la historia con preguntas, desestimando los hechos y acontecimientos cerrados que pregona el oficialismo mexicano representados por aquello llamado historia oficial, resulta una posición conveniente -y necesaria- para rastrear motivos posibles que respondan por qué hemos llegado a ser lo que hoy somos como sociedad, volver la mirada a nuestro ahora. Ahora que se ofrece un momento extraordinariamente importante, por la naturaleza y dimensión complicada y en muchos aspectos disfuncional actual de nuestra sociedad y de las instituciones del estado ¿Que vigencia tiene rememorar el inicio de la confrontación armada, la cual como conclusión y en algunos aspectos, formuló una serie de ideales de Estado que apelaban a la inclusión social, igualdad de oportunidades y justicia, ideales que fueron formalizados dentro de la constitución de 1917?. Actualmente es innegable la pertenencia a una generalizada situación, todos somos testigos de la atrofia que las instituciones del estado presentan en su funcionar y representatividad. La sociedad mexicana, arrastrada ante un nebuloso presente, lleno de miedo y desconfianza, requiere con urgencia entender y revalorar el origen del proyecto político nacional, gestado con profunda expectativa hace poco más de 100 años.
Es necesario conocer los motivos del nacimiento de ese proyecto. Cómo, dentro de una sociedad rota, brutalmente desintegrada y humillada estalla la Revolución, y al paso de 10 años de guerra se acuerda la firma de un pacto sin precedentes en el mundo, que apuesta por primera vez en la consideración e inclusión por igual de los indígenas, campesinos, obreros, mujeres, comerciantes, empresarios, intelectuales, artistas. De la profunda conmoción de la guerra, surge un proyecto social que crea instituciones con el objetivo de resguardar la integridad y poder de la ciudadanía por medio de su accionar democrático. El formulado proyecto de Estado transforma radicalmente la realidad política del país y paralelamente lo convirtió en un proyecto que miraba el futuro, centrado en la integridad social, política e institucional. ¿Pero en qué momento falló, qué errores se cometieron? -Entre otras cosas, esa es la vigencia de rememorar lo nacional, bajo la urgencia de cuestionar y asumir posiciones. Entender la naturaleza y orientaciones del actual proyecto de Estado mexicano, desde la posición de la exigencia de justicia social, como elemento argumental inicial, incita inevitablemente a acudir al requerimiento de reformular y reconstruir ese mismo proyecto de Estado. Es momento de desestabilizar lo disfuncional.
Es necesario conocer los motivos del nacimiento de ese proyecto. Cómo, dentro de una sociedad rota, brutalmente desintegrada y humillada estalla la Revolución, y al paso de 10 años de guerra se acuerda la firma de un pacto sin precedentes en el mundo, que apuesta por primera vez en la consideración e inclusión por igual de los indígenas, campesinos, obreros, mujeres, comerciantes, empresarios, intelectuales, artistas. De la profunda conmoción de la guerra, surge un proyecto social que crea instituciones con el objetivo de resguardar la integridad y poder de la ciudadanía por medio de su accionar democrático. El formulado proyecto de Estado transforma radicalmente la realidad política del país y paralelamente lo convirtió en un proyecto que miraba el futuro, centrado en la integridad social, política e institucional. ¿Pero en qué momento falló, qué errores se cometieron? -Entre otras cosas, esa es la vigencia de rememorar lo nacional, bajo la urgencia de cuestionar y asumir posiciones. Entender la naturaleza y orientaciones del actual proyecto de Estado mexicano, desde la posición de la exigencia de justicia social, como elemento argumental inicial, incita inevitablemente a acudir al requerimiento de reformular y reconstruir ese mismo proyecto de Estado. Es momento de desestabilizar lo disfuncional.
*Fotografía, cúpula del Palacio Legislativo - Monumento a la Revolución. 1913, anónimo.