lunes, 17 de noviembre de 2014

La encrucijada de lo nacional



La conmemoración oficialista de la Revolución Mexicana sucumbió ante la estulticia de la actual clase política. Antes con el ánimo de alimentar la nebulosa "identidad nacional", el Gobierno Mexicano "festejaba" las gestas, los iconos, los ideales; ensalza el valor del acontecimiento político y social más importante del siglo XX en México. Pero ¿Qué sentido tiene conmemorar el inicio de la Revolución en un Estado fallido?

El momento actual es muy conveniente para reflexionar sobre aquello que se señala como lo fundacional dentro de nuestra sociedad, "la mexicana". Mirar al pasado sedientos de preguntas, es por mucho la mejor posición respecto a la interacción con la historia. Volver la mirada a la historia con preguntas, desestimando los hechos y acontecimientos cerrados que pregona el oficialismo mexicano representados por aquello llamado historia oficial, resulta una posición conveniente -y necesaria- para rastrear motivos posibles que respondan por qué hemos llegado a ser lo que hoy somos como sociedad, volver la mirada a nuestro ahora. Ahora que se ofrece un momento extraordinariamente importante, por la naturaleza y dimensión complicada y en muchos aspectos disfuncional actual de nuestra sociedad y de las instituciones del estado ¿Que vigencia tiene rememorar el inicio de la confrontación armada, la cual como conclusión y en algunos aspectos, formuló una serie de ideales de Estado que apelaban a la inclusión social, igualdad de oportunidades y justicia, ideales que fueron formalizados dentro de la constitución de 1917?. Actualmente es innegable la pertenencia a una generalizada situación, todos somos testigos de la atrofia que las instituciones del estado presentan en su funcionar y representatividad. La sociedad mexicana, arrastrada ante un nebuloso presente, lleno de miedo y desconfianza, requiere con urgencia entender y revalorar el origen del proyecto político nacional, gestado con profunda expectativa hace poco más de 100 años.

Es necesario conocer los motivos del nacimiento de ese proyecto. Cómo, dentro de una sociedad rota, brutalmente desintegrada y humillada estalla la Revolución, y al paso de 10 años de guerra se acuerda la firma de un pacto sin precedentes en el mundo, que apuesta por primera vez en la consideración e inclusión por igual de los indígenas, campesinos, obreros, mujeres, comerciantes, empresarios, intelectuales, artistas. De la profunda conmoción de la guerra, surge un proyecto social que crea instituciones con el objetivo de resguardar la integridad y poder de la ciudadanía por medio de su accionar democrático. El formulado proyecto de Estado transforma radicalmente la realidad política del país y paralelamente lo convirtió en un proyecto que miraba el futuro, centrado en la integridad social, política e institucional. ¿Pero en qué momento falló, qué errores se cometieron? -Entre otras cosas, esa es la vigencia de rememorar lo nacional, bajo la urgencia de cuestionar y asumir posiciones. Entender la naturaleza y orientaciones del actual proyecto de Estado mexicano, desde la posición de la exigencia de justicia social, como elemento argumental inicial, incita inevitablemente a acudir al requerimiento de reformular y reconstruir ese mismo proyecto de Estado. Es momento de desestabilizar lo disfuncional.

*Fotografía, cúpula del Palacio Legislativo - Monumento a la Revolución. 1913, anónimo.

domingo, 16 de noviembre de 2014

Las casas y el mensaje



Históricamente han existido formas diferenciadas de entender y significar la arquitectura, éstas regularmente acuden a supeditarse con las cualidades y condiciones sociales del momento.

En los 60´s y 70´s del siglo pasado, bajo el ánimo de la exigencia social de diversos derechos se formulan modificaciones dentro de las sociedades hegemónicas, así la llegada de la era post-industrial mostró nuevos problemas, necesidades y retos a generaciones igualmente nuevas. Dentro de esta inercia la arquitectura sufrió naturalmente impactos, pero evidentes en el medio y largo plazo. Desde entonces y paulatinamente ciertos ámbitos de la arquitectura han podido contrarrestar la idea del objeto habitable, la máquina para habitar y se ha favorecido la idea de una instancia que da pulso y testimonio a complejas interacciones políticas o sociales, la arquitectura como una herramienta que ofrece mensajes.

En los últimos días han circulado dos noticias fuertemente ancladas a la coyuntura política nacional actual: La vivienda paupérrima donde fueron capturados José Luis Abarca y su esposa y la residencia ostentosa del presidente Peña Nieto. La vivienda ocupada en Iztapalapa por el ex edil fue presentada con énfasis por los medios de comunicación. Esta vivienda, enclavada en una zona con altos índices de pobreza, marginación y segregación no coincidía con el documentado perfil del narco-político guerrerense. Los hechos trágicos sobre los Normalistas de Ayotzinapa, que han sacudido fuertemente al país, al final se corresponden y respaldan con otros dramas no menos dolorosos. La pobreza y marginación urbana y todos sus síntomas es uno de ellos. Con escepticismo la noticia de la detención circuló, los señalamientos de haber sido sembrados por la PGR a muy pocos sorprendería por ser una práctica con antecedentes. Pero centrándonos en la detención, tal cual como ha sido presentada y difundida, qué motivó a los Abarca a esconderse en la vivienda antes citada de Iztapalapa. -Quizá fue opción por ser una zona y una vivienda inadvertida, como todo lo marginado y pobre en la ciudad y el país.

¿Pero por qué? ¿Hay diferencias entre una vivienda inadvertida por ser pobre o marginada, incluida en un contexto similar donde se desvanecen particularidades, a una vivienda y un contexto negado o cancelado por representar solo territorio de oportunismo partidario y clientelismo político?.

Más allá de las lógicas y razones que indica la PGR sobre la decisión del ex edil, la realidad de la exclusión, la marginación y la pobreza social y urbana refieren conceptualmente a una serie de condiciones de privación material, cultural y política premeditada. Se trata de una situación y un contexto que en principio carece, adolece del alcance operativo de las instituciones del estado y, en consecuencia que es, entre otras cosas, impune o exenta, institucionalmente negada y cancelada. En ese sentido el estado mexicano trata de ofrecer el mensaje sobre su supuesta capacidad para ejercer control y poder vía el empleo de la fuerza pública y la administración de justicia aun dentro de aquellos contextos donde precisamente el estado no opera.

En el otro extremo está la vivienda del presidente Peña Nieto. Lo que interesa es desprender o rastrear posibles mensajes, los cuales no se describirán por medio de la disposición de blancas y liberadas superficies. Esta vivienda se ofrece como un medio, un mecanismo que comunica. ¿Pero qué comunica? Quizá lo más evidente es en relación a la naturaleza del actual régimen presidencial mexicano y sus problemáticas funcionales y de legitimidad, que por coerción o por corrupción desdibuja las competencias justamente de la figura presidencial y del estado mexicano mismo. De acuerdo con diversas fuentes la señalada “residencia presidencial ostentosa” ubicada en las Lomas de Chapultepec, una de las zonas más exclusivas de la ciudad y del país, está valuada en poco más de siete millones de dólares y la cual es custodiada por el Estado Mayor Presidencial. El registro de propiedad señala como dueño a Ingeniería Inmobiliaria del Centro, empresa que forma parte del Grupo Higa, contratista de los gobiernos del Estado de México y del Gobierno Federal.

La crisis del presidencialismo, que nuevamente se confirma por la desbordada situación en Guerrero, la licitación fallida del tren Querétaro-Ciudad de México y la citada residencia trasera tienen que ver con profundas y arraigadas prácticas que definen y ha definido la naturaleza de la “gobernabilidad” y “representatividad social y política” en nuestro país.

La primera vivienda fue empleada, desde su negación institucional y del poder político, como medio para formalizar un mensaje, el de señalar la supuesta vigencia operativa de un estado ante una sociedad rota y disfuncional. La segunda vivienda es justificada bajo la idea de necesidad, costosa e inaceptable, de operación del mismo poder político. Al final son rostros de una misma problemática que inequívocamente señalan y ejemplifican la descomposición actual del entramado institucional del estado mexicano.

Texto publicado en arquine, ver aquí.

domingo, 2 de noviembre de 2014

Caña en quema



En noviembre del año pasado escribí Caña en flor, en esa entrada ofrecí algunas líneas en favor de revisar el panorama crítico de la agro-industria de la caña de azúcar en el país en lo general y en Veracruz en lo particular. Mi interés, en ese entonces, era el de dar cierto pulso a la irregular y diezmada estructura productivo-administrativa de los ingenios y los escenarios formulados en la esfera de los productores de la caña (campesinos, ejidos, pequeños propietarios). Bajo ese ánimo presenté algunas opiniones sobre el estado de la oferta, referida a la producción nacional de azúcar y la demanda, sujeta al consumo de Estados Unidos y a merced de los precios fijados por las lógicas e inercias del mercado internacional. En 2013 la agro-industria de la caña de azúcar en México experimentaba un cierre de año crudo y desolador. La producción de la zafra 2012/2013 sufrió los impactos del desplome del precio del endulzante a nivel mundial, la depreciación de drama fue en el orden del 40%. Algunos ingenios se declararon en insolvencia, situación que antecede a la declaración de quiebra. Hace un año, con profunda angustia, pensaba como esta situación se adaptaría, se vincularía siniestra y eficientemente al México más crítico y vulnerado -el México agrícola, el México suburbano, el México realmente pobre. La intensificación de los ya profundos problemas sociales, económicos y productivos de la población que depende directa o indirectamente de esta agro-industria, es algo esperable y obvio.

Pero esta crisis es muy complicada de leer, más para los productores y campesinos. Hay datos que lejos de formular una lógica a la crisis, confunden. El año pasado se tuvo una zafra récord: México produjo por primera vez siete millones de toneladas de azúcar, se cosecharon 62 millones de toneladas de caña, como nunca antes, pero al final la gran contradicción es que el sector cañero perdió cerca de 15 mil 500 millones de pesos el año pasado. El 2014 inició sin tregua. En enero la insolvencia del ingenio San Francisco (situado en la zona de donde soy originario) motivó lo único seguro dentro de la espiral trágica ya iniciada, la declaración de quiebra. Las movilizaciones de campesinos, obreros y demás dependientes no espero. Pero en esta ocasión, el buscado accionar y presión social fue apenas un esquema, el cual fue devorado por el oportunismo político de las esferas municipales y estatales. Entre eventos y audiencias vulgares, llenas de promesa y supuestos compromisos por parte de incompetentes funcionarios públicos, llegó la segunda mitad del año y con ello una noticia que conmocionó. En agosto el Departamento de Comercio de Estados Unidos anuncia la imposición de aranceles a las importaciones de azúcar mexicana, situación que está en dura tensa espera. En la entrada Caña Amarga que escribí en agosto se documenta.

Al margen de lo que he intentado expresar, no puedo omitir mi profunda indignación. Toda esta crisis es resultado directo de las instituciones de gobierno, de su incompetencia, del desprecio a la defensa de los intereses sociales y públicos, de su actuar impune, de su corrupción, de su falta de rendición de cuentas y su ingobernabilidad. La oligarquía tecnócrata es la responsable en el incremento del poder político y económico de una élite, son los responsables de la brutal desigualdad social, económica, educativa y cultural. Lo que actualmente sucede con la agro-industria de la caña de azúcar es apenas una sección de algo más grande, una parte del entramado institucional mayor, fallido y colapsado llamado México. No podemos ser espectadores, una vez más, de la descomposición de un sector social productivo, históricamente mermado y su vuelco dramático a aquellas esferas que le aseguren una subsistencia con elevados riesgos dentro del crimen organizado.

¿Cómo moralizar y politizar la indignación y el malestar social, cómo formular desde ésto un proyecto, un programa social y político, el cual logre irrumpir, desestabilizar y quizá modificar el esquema de poder político nacional actual?