Resulta por completo inaceptable que los niños en México estudien sin las condiciones apropiadas o elementales para formarse y participar profesional y cívicamente en los diversos contextos sociales, culturales y productivos del país.
Si algo acude hoy al sentido pleno y profundo de una Reforma Educativa, justamente es el de proveer escuelas apropiadas y convenientes, el de fomentar la formación de maestros competentes, el de formular condiciones de oportunidad y crecimiento intelectual dentro de un contexto nacional altamente demandante, lleno de retos y expectativas. En Septiembre del 2013 los meteoros Ingrid y Manuel ocasionaron en el Estado de Guerrero daños severos a un considerable número de planteles escolares. Dentro de la cuantificación de daños, en 2124 planteles se necesitaron acciones inmediatas de rehabilitación, en otros 319 planteles, por la naturaleza de la afectación y su mala ubicación, será necesario reconstruirlos en su totalidad y/o reubicarlos. De esto último, el presupuesto asignado asciende a 2 mil 283 millones de pesos.
Lo anterior es apenas un ejemplo de lo vulnerable del sector de los espacios para la enseñanza en México y cómo, por una serie de condiciones geográficas y climatológicas, aunado a deficiencias en el diseño, las escuelas son constantemente afectadas en diversas escalas y con ello ampliando lamentablemente la brechas de cobertura y calidad de la educación en nuestro país. Esta realidad resulta ser un reto de dimensiones mayores para aquellas instancias gubernamentales como la SEP o el INIFED, las cuales están dedicadas a la atención de la educación y los espacios para la enseñanza en México respectivamente, un tema toral en el entendido de que la educación es una de las más rentables y deseables inversiones dentro de un país que requiere con urgencia igualdad de oportunidades, ampliar y diversificar sus capacidades productivas y con ello disminuir los indicadores de pobreza y marginación social. Bajo este contexto, conjuntamente el INIFED y la Facultad de Arquitectura de la UNAM, con el apoyo del CONACyT, desarrollan un sistema de aulas provisionales con el cual restablecer de manera inmediata, eficiente e innovadora las actividades escolares dentro de contextos vulnerados por acciones destructivas de diversos fenómenos naturales, hidrometeorológicos y sísmicos fundamentalmente. El equipo de la UNAM, conformado por arquitectos, diseñadores industriales e ingenieros tienen como objetivo central el desarrollo de un “Sistema de Infraestructura Educativa Integral Emergente Multi-Región” (SIEIEM), el cual pueda responder satisfactoriamente diversas demandas de uso, configuración, adaptabilidad, traslado, fabricación y costos. Lo anterior en concordancia con los requerimientos pedagógico-educativos de la SEP, como con los estatutos normativos del INIFED y los organismos estatales de infraestructura educativa.
La estrategia de trabajo definida por el grupo desarrollador ha sido planteada desde una perspectiva particular, atendiendo como primera instancia una investigación que, entre otras cosas, ofrece un diagnóstico sobre la vulnerabilidad y las condiciones de afectación de la infraestructura educativa en determinadas zonas del país, justamente aquellas que presentan mayor incidencia de fenómenos naturales destructivos o perturbadores. Esta información ha ofrecido datos precisos que apoyan la conceptualización, proposición y desarrollo de estrategias de diseño de aulas provisionales altamente eficaces y convenientes en las instancias pedagógico-educativo, técnico-normativo así como en lo financiero y de inversión. Al día de hoy, aun cuando el proyecto continúa su desarrollo en la UNAM, podemos adelantar que este esquema de trabajo, vinculado entre instituciones públicas como la SEP, el INIFED, la UNAM y el CONACyT, corresponde con una colaboración interinstitucional y una aplicación de fondos federales altamente rentable, sensible y propositiva, incluso para muchos ejemplar, ya que los objetivos no solo se orientan en mejorar sustancialmente las condiciones de ciertos espacios educativos vulnerables o vulnerados en el país, igualmente fortalecen la formación de recursos humanos altamente especializados en la UNAM y fomentan el desarrollo institucional del INIFED y el CONACyT.
Así mismo no puedo dejar de señalar el valioso apoyo e interés de un nutrido grupo de trabajo, formado por recien egresados, becarios, profesores y asesores que han ofrecido para la conclusión del proyecto desde una perspectiva de investigación aplicada, permitiendo con ello un mejor entendimiento de las diversas problemáticas que actualmente presenta la infraestructura educativa en el país y en consecuencia ofrecer respuestas más optimas y adecuadas desde específicos programas gubernamentales.