Martes, 29 de julio de 2014. Imagen © Edson Molina, 2014, Guerrero, México. Resulta por completo inaceptable que millones de niños en México estudien sin las condiciones apropiadas o elementales para formarse adecuadamente y participar de manera efectiva en los diversos contextos sociales, culturales y productivos del país. La educación representa el pilar fundamental del desarrollo nacional, y sin espacios dignos que la alberguen, cualquier esfuerzo de transformación quedará incompleto.
Si algo acude hoy al sentido pleno y profundo de una Reforma Educativa, justamente es el de proveer escuelas apropiadas y convenientes, el de fomentar la formación de maestros competentes, y el de formular condiciones de oportunidad y crecimiento intelectual dentro de un contexto nacional altamente demandante, lleno de retos y expectativas.
No podemos hablar de calidad educativa cuando los estudiantes reciben clases en aulas que carecen de la infraestructura básica, donde las condiciones de seguridad son precarias o donde los fenómenos naturales pueden interrumpir en cualquier momento el proceso de aprendizaje.
El impacto devastador de los fenómenos naturales: En septiembre del 2013, los meteoros Ingrid y Manuel ocasionaron en el estado de Guerrero daños severos a un considerable número de planteles escolares, evidenciando la fragilidad de nuestra infraestructura educativa. Dentro de la cuantificación de daños, en 2,124 planteles se necesitaron acciones inmediatas de rehabilitación.
En otros 319 planteles, por la naturaleza de la afectación y su mala ubicación, será necesario reconstruirlos en su totalidad y/o reubicarlos. El presupuesto asignado para esta reconstrucción asciende a 2,283 millones de pesos, una cifra que refleja tanto la magnitud del problema como la necesidad urgente de intervención.
Este episodio es apenas un ejemplo de lo vulnerable que resulta el sector de los espacios para la enseñanza en México. Por una serie de condiciones geográficas y climatológicas, aunado a deficiencias en el diseño, la planeación y el mantenimiento, las escuelas son constantemente afectadas en diversas escalas, ampliando lamentablemente las brechas de cobertura y calidad de la educación en nuestro país. Cada desastre natural no solo destruye edificios; interrumpe el proceso educativo de miles de estudiantes, profundiza las desigualdades existentes y compromete el futuro de comunidades enteras.
Un desafío de Dimensiones mayores: Esta realidad resulta ser un reto de dimensiones mayores para aquellas instancias gubernamentales como la Secretaría de Educación Pública (SEP) o el Instituto Nacional de la Infraestructura Física Educativa (INIFED), instituciones dedicadas a la atención de la educación y los espacios para la enseñanza en México respectivamente.
Se trata de un tema toral en el entendido de que la educación es una de las más rentables y deseables inversiones dentro de un país que requiere con urgencia igualdad de oportunidades, ampliar y diversificar sus capacidades productivas y, con ello, disminuir los alarmantes indicadores de pobreza y marginación social que todavía caracterizan a amplias regiones del territorio nacional.
El SIEIEM: Bajo este contexto crítico, conjuntamente el INIFED y la Facultad de Arquitectura de la UNAM, con el apoyo estratégico del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT), desarrollan un sistema de aulas provisionales con el cual restablecer de manera inmediata, eficiente e innovadora las actividades escolares dentro de contextos vulnerados por acciones destructivas de diversos fenómenos naturales, hidrometeorológicos y sísmicos fundamentalmente.
El equipo interdisciplinario de la UNAM, conformado por arquitectos, diseñadores industriales e ingenieros civiles, tiene como objetivo central el desarrollo de un "Sistema de Infraestructura Educativa Integral Emergente Multi-Región" (SIEIEM), el cual pueda responder satisfactoriamente a diversas demandas de uso, configuración, adaptabilidad, traslado, fabricación y costos.
Lo anterior en estricta concordancia con los requerimientos pedagógico-educativos de la SEP, así como con los estatutos normativos del INIFED y los organismos estatales de infraestructura educativa.
La estrategia de trabajo definida por el grupo desarrollador ha sido planteada desde una perspectiva integral y científica, atendiendo como primera instancia una investigación exhaustiva que, entre otras cosas, ofrece un diagnóstico sobre la vulnerabilidad y las condiciones de afectación de la infraestructura educativa en determinadas zonas del país, justamente aquellas que presentan mayor incidencia de fenómenos naturales destructivos o perturbadores.
Esta información ha ofrecido datos precisos que apoyan la conceptualización, proposición y desarrollo de estrategias de diseño de aulas provisionales altamente eficaces y convenientes en las dimensiones pedagógico-educativa, técnico-normativa, así como en lo financiero y de inversión pública.
Colaboración ejemplar: Al día de hoy, aun cuando el proyecto continúa su desarrollo en la UNAM, podemos adelantar que este esquema de trabajo vinculado entre instituciones públicas como la SEP, el INIFED, la UNAM y el CONACyT, corresponde con una colaboración interinstitucional y una aplicación de fondos federales altamente rentable, sensible y propositiva.
Para muchos especialistas resulta ejemplar, ya que los objetivos no solo se orientan en mejorar sustancialmente las condiciones de ciertos espacios educativos vulnerables o vulnerados en el país; igualmente fortalecen la formación de recursos humanos altamente especializados en la UNAM y fomentan el desarrollo institucional del INIFED y el CONACyT, generando así un círculo virtuoso de conocimiento aplicado y beneficio social.
Asimismo, no puedo dejar de señalar el valioso apoyo e interés de un nutrido grupo de trabajo, formado por recién egresados, becarios, profesores y asesores especializados que han ofrecido su experiencia para la conclusión exitosa del proyecto desde una perspectiva de investigación aplicada.
Este esfuerzo colectivo permite un mejor entendimiento de las diversas problemáticas que actualmente presenta la infraestructura educativa en el país y, en consecuencia, ofrecer respuestas más óptimas y adecuadas desde específicos programas gubernamentales, transformando la investigación académica en soluciones concretas para los problemas más urgentes de nuestra educación nacional.

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