El pasado jueves 7 de febrero ante el Consejo Técnico de la Facultad de Arquitectura, el Secretario General de la UNAM hizo lectura del oficio donde se presentaba la terna para la designación de nuevo director de la FA-UNAM. Como sabemos el próximo lunes 18 de febrero se hará pública la designación del nuevo director de mencionada facultad, el nuevo titular de la dirección cubrirá el periodo administrativo correspondiente al 2013-2017. Dicha definición de la designación, siendo presentada y propuesta por la Junta de Gobierno bajo los mecanismos administrativos, suficientes o no, que esta entidad universitaria plantea será convalidada por el Dr. José Narro Robles Rector de la UNAM.
La definición del nuevo Director de la Facultad de Arquitectura se corresponde con una importante decisión que impactará tanto lo administrativo, lo académico así como todas aquellas instancias que conforman a una vasta y compleja comunidad integrada por alumnos, académicos, investigadores, trabajadores etc. Igualmente, la decisión en la designación del nuevo Director impactará, aún cuando sea poco común enfatizar en ello dentro de la facultad, aquellas atribuciones tanto internas, al nivel de la Universidad como externas, al nivel de muchas problemáticas generalizadas y vinculadas con la naturaleza de país que hoy tenemos. Esto último referenciado dentro del complejo entramado institucional mexicano donde la arquitectura figura o se plantea como uno de los elementos constituyentes de una exigente y "priorizada" agenda nacional, cercana al nivel de importancia que los temas de salud, educación y economía suponen, y cifrados estos bajo la idea del llamado desarrollo social, una de las banderas del gobierno mexicano moderno aún incluso dentro del actual esquema político-económico neoliberal. Es decir, la arquitectura como disciplina, refiere a uno de los ámbitos de mayor importancia en lo que respecta al estado mexicano y aquellas funciones que este debe emprender: creación de vivienda, infraestructura educativa, infraestructura de salud, infraestructura de gobierno, etc.
Por lo tanto hablar de la institución formadora de arquitectos más grande e importante del país, hablar de su Dirección es, en reducidas cuentas, un tema que debe ser entendido y manejado con alta responsabilidad, rigor y trascendencia.
Como se ha mencionado la arquitectura en nuestro país se planta, aún cuando un número considerable de arquitectos e instancias argumenten lo contrario, como una disciplina genuinamente de lo social, la cual debería ofrecerse como un medio útil para extender puentes de naturaleza diversa entre la disciplina o profesión y un contexto social altamente demandante. Sea al nivel de instrucción político-gubernamental, desde la posición en la que se toman decisiones, justa instancia donde se -intenta o debería- hacer ciudad y ciudadanía. Ya sea por medio de asistencialismo técnico, servicios relacionados fundamentalmente a la prescripción de esquemas distributivos o de construcción. Ya sea desde específicos programas de alcance federal, estatal o local que acuden frecuentemente a la noción de proyectos arquitectónicos bajo premisas a menudo deplorables legal, técnica o administrativamente.
Es por ello que insisto, a manera de preocupación y desde mi perspectiva sobre esta institución y su comunidad a la cual pertenezco, en mencionar el nivel de responsabilidad que implica asumir la Dirección de la Facultad de Arquitectura y en encarar los retos viejos y actuales que esta plantea. Cabe mencionar que el reto no debe ser reducido únicamente a la instancia académica-administrativa, cerrar filas en torno a estas consideraciones es entender parcialmente a la FA-UNAM. Conocemos las argumentaciones ofrecidas en los proyectos administrativos por parte de los postulantes para ser director, pero naturalmente sabemos, por la naturaleza de las mimas que corresponden a esquematizados planteamientos, la mayoría de ellos sueltos y sin previos análisis contextuales de la misma facultad*.
Es por ello que insisto en invitar a los postulantes a la Dirección en asumir con inteligencia, prudencia y humildad las deficiencias y omisiones que sus proyectos administrativos o planes de trabajo plantean y cuando uno de ustedes sea director atienda con el rigor necesario la argumentación y posterior instrumentación de un proyecto académico-administrativo certero, eficiente y por sobre todo inteligente.
*La Junta de Gobierno debe hacer obligatorio el requisito ante los postulantes a director de exhaustivos, profundos y consistentes análisis sobre la Facultad o adscripción correspondiente a la cual será asignado su director. Este tipo de soportes, entre otras cosas, ofrecerán certezas básicas tanto en el conocimiento de la Facultad en cuestión, así como una lógica en relación a los proyectos administrativos, académicos o laborales que cada postulante presenta.
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