Sin Emoción no hay Memoria, sin Memoria no hay Justicia, sin Justicia no hay Civilización y sin Civilización el ser humano no tiene futuro.
Jordi Savall en la presentación de Esprit d'Arménie (Alia Vox, 2012).
El pasado 24 de Abril se conmemoró el inicio del Genocidio Armenio, del cual se cumplen 100 años. 1915, en Europa la llamada Gran Guerra consumía ánimos, el desprestigio sin precedentes de la llamada sociedad moderna era una realidad, apenas indicio de un siglo convulso y perturbador. El mundo mientras tanto muy atento al transcurrir de la guerra dentro de los campos europeos. Paralelamente en Turquía se desarrollaba otra descarnada ofensa a la dignidad humana por parte del Imperio Otomano, otra masacre, pero no trataba de soldados confrontados con otros soldados dentro de un campo de batalla, trataba de civiles armenios. Mujeres, hombres, niños, ancianos, todos. En 1915 el imperio turco-otomano se colapsaba, la junta militar al frente apoyaba a Alemania en la Gran Guerra. Después de muy complicados enfrentamientos en el Cáucaso contra los rusos, se acusó a los armenios de colaborar con el enemigo. La junta militar obliga a los armenios radicados en territorio turco a dejar sus tierras y entregar sus pertenencias. La desposesión y el éxodo en muy poco tiempo se convirtió en masacre. A muchos se les dejó morir de hambre, de cansancio, de enfermedades. A otros se les comenzó a asesinar, se les fusiló, decapitó, o fueron horcados. Al día de hoy los datos son imprecisos, se desconoce el número final de armenios asesinados. Especialistas estiman entre 1,500,000 y 2,000,000 de armenios masacrados por los turcos de 1915 a 1923. Actualmente las autoridades de Turquía se niegan categórica y sistemáticamente a reconocer el Genocidio Armenio, teniendo al presidente Erdogan como un portavoz común de esta posición, e insisten que las muertes de armenios se inscriben en un contexto de guerra, enfermedad y hambre. Sin embargo la mayoría de estudiosos sobre el tema así como una veintena de países señalan que la muerte de armenios entre 1915 y 1923 en territorio turco coincide en lo practico con la definición moderna de genocidio, un término jurídico que existe en el derecho internacional desde 1948.
"Esprit d´Arménie presenta el repertorio de una de las más antiguas civilizaciones cristianas de Oriente y que ha sobrevivido de forma milagrosa a una historia convulsa y particularmente trágica. La música de Armenia ha tenido preferencia por un instrumento singular, el duduk, una suerte de oboe armenio, mismo que es empleado en dueto dentro de Esprit d´Arménie. Montserrat Figueras sentía una profunda simpatía y una gran fascinación por esos instrumentos armenios (en especial, por el duduk y la kamancha) y también una gran admiración por las extraordinarias cualidades musicales de nuestros amigos músicos de Armenia. Tras su muerte, hallé un gran consuelo con la escucha de esos maravillosos lamentos para dos duduks y kamanchas, y por eso les pedí que vinieran a las ceremonias que organizamos para despedir a nuestra querida Montserrat. Sus intervenciones musicales llenaron los lugares con los sonidos de otro mundo, pero también con una belleza y una espiritualidad conmovedoras. Tras esos momentos de una emoción tan intensa y bajo el impacto del profundo consuelo que su música me aportaba, se me ocurrió dedicar este singular proyecto a la memoria de Montserrat Figueras y rendir nuestro homenaje personal a un pueblo que tanto ha sufrido en su historia (un sufrimiento que dista hoy de ser plenamente reconocido) y un pueblo que, a pesar de tanto dolor, ha inspirado unas músicas muy llenas de amor y portadoras de paz y armonía. Al mismo tiempo, también quiere ser un sincero homenaje a esos músicos extraordinarios que dedican su vida a mantener viva la memoria de esa antigua cultura".
"Esprit d´Arménie presenta el repertorio de una de las más antiguas civilizaciones cristianas de Oriente y que ha sobrevivido de forma milagrosa a una historia convulsa y particularmente trágica. La música de Armenia ha tenido preferencia por un instrumento singular, el duduk, una suerte de oboe armenio, mismo que es empleado en dueto dentro de Esprit d´Arménie. Montserrat Figueras sentía una profunda simpatía y una gran fascinación por esos instrumentos armenios (en especial, por el duduk y la kamancha) y también una gran admiración por las extraordinarias cualidades musicales de nuestros amigos músicos de Armenia. Tras su muerte, hallé un gran consuelo con la escucha de esos maravillosos lamentos para dos duduks y kamanchas, y por eso les pedí que vinieran a las ceremonias que organizamos para despedir a nuestra querida Montserrat. Sus intervenciones musicales llenaron los lugares con los sonidos de otro mundo, pero también con una belleza y una espiritualidad conmovedoras. Tras esos momentos de una emoción tan intensa y bajo el impacto del profundo consuelo que su música me aportaba, se me ocurrió dedicar este singular proyecto a la memoria de Montserrat Figueras y rendir nuestro homenaje personal a un pueblo que tanto ha sufrido en su historia (un sufrimiento que dista hoy de ser plenamente reconocido) y un pueblo que, a pesar de tanto dolor, ha inspirado unas músicas muy llenas de amor y portadoras de paz y armonía. Al mismo tiempo, también quiere ser un sincero homenaje a esos músicos extraordinarios que dedican su vida a mantener viva la memoria de esa antigua cultura".